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Abbas asegura que la apertura de Rafah es un paso hacia el Estado palestino

La medida mejora sensiblemente la situación del millón y medio de habitantes de Gaza

Los dirigentes palestinos y los representantes diplomáticos europeos irradiaban ayer satisfacción ante un modesto avance en el escenario del conflicto árabe-israelí, pero con enormes beneficios para el millón y medio de habitantes de Gaza, la gran mayoría refugiados, que han padecido 38 años de ocupación. El presidente palestino, Mahmud Abbas, declaró abierto pasadas las dos de la tarde el cruce de Rafah, fronterizo con Egipto, en el que ha desaparecido la presencia de soldados judíos. Y subrayó: "Es un pequeño paso para lograr un Estado palestino con capital en Jerusalén".

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Atasco y alegría al abrirse por primera vez el paso entre los territorios palestinos y Egipto

Tanto las necesidades políticas del presidente Abbas -que afronta unas cruciales elecciones legislativas el 25 de enero con un adversario crecido, Hamás- como la urgencia por recoger los frutos de la evacuación de la franja de Gaza y la imperiosa exigencia de promover el desarrollo económico de este devastado territorio palestino han impulsado una apertura tal vez prematura.

El plan inicial, tras el acuerdo firmado el 15 de noviembre entre el Gobierno hebreo y la Autoridad Nacional Palestina, establecía que desde hoy el cruce de Rafah permanecería abierta las 24 horas del día para que lo atravesaran todos los residentes con identificación palestina. No es posible. El general italiano, Pietro Pistolese, al mando de los 60 policías europeos que se desplegaran en la terminal, aseguró ayer en Rafah: "Funcionaremos a pleno rendimiento dentro de unas semanas. Cuando haya llegado todo el material y el personal". A partir del mediodía de hoy, cruzarán los primeros viajeros.

"Un pequeño sueño"

Todo fueron sonrisas. Los agentes palestinos posaban ante los mostradores en los que los residentes de Gaza entregarán sus pasaportes, que no serán ya examinados por militares israelíes. Los dirigentes políticos se mostraban exultantes. "Es un pequeño sueño, un sueño inicial, pero un sueño, que nos veamos libres delante del cruce de Rafah. No vemos hoy quien nos impida nuestra salida o entrada y nos humille. Ni las largas colas de espera de semanas y a veces de meses", declaró Mahmud Abbas.

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El discurso del presidente palestino fue, como no podía ser de otro modo, el de mayor carga política. Mahmud Abbas agradeció el esfuerzo de los "prisioneros", los "mártires", del difunto Yasir Arafat -"seguro que nos observa y que ve que su lucha no fue en balde", dijo-, de los dirigentes jordanos, egipcios, estadounidenses, y del enviado del Cuarteto, James Wolfensohn, para forzar este acuerdo con Israel. Pero fue al Estado judío y a sus rivales políticos internos, los fundamentalistas de Hamás, a quienes envió los más nítidos mensajes para el futuro inmediato.

"Hay que hacer todo lo posible para retomar el proceso de paz. Hay que decir a los israelíes: "Basta ya de colonialismo y de destrozar Jerusalén. Dadnos nuestros derechos y habrá paz. El muro [que Israel levanta suelo propio pero que también se adentras en territorio de Cisjordania] no construye la paz", clamó Abbas, quien se remitió a la resolución 194 de la Asamblea de Naciones Unidas para reclamar el derecho al retorno de los refugiados palestinos.

Aludiendo a los movimientos fundamentalistas Yihad Islámica y Hamás -dos de cuyos principales dirigentes, Mahmud Zahar e Ismail Hania, acudieron a la ceremonia, pese a sus feroces críticas al pacto con los israelíes-, Abbas señaló: "La terminal de Rafah es una llave. Pero igualmente importante es la seguridad. Cuando lo logremos, podremos decir que esto ha valido la pena". Y desmintió, para satisfacción de Zahar y Hania, "los rumores que apuntan a un aplazamiento de las elecciones" legislativas del 25 de enero, en las que por primera vez participará Hamás. "Quiero decir a todos", concluyó Abbas, "que sean cuales sean los obstáculos, los comicios van a celebrarse en la fecha prevista. Todos deben prepararse para una batalla democrática".

El enviado especial de la UE, Marc Otte, destacó que los palestinos se estrenan en Rafah en una de las prerrogativas propias de un Estado: el control de sus fronteras. Y agregó que hay que transformarlas en puentes, "también hacia los israelíes". Ardua tarea.

El Gobierno de Ariel Sharon criticó ayer severamente un informe de los cónsules de la Unión Europea que arremete contra la política del Estado judío en Jerusalén Este y Cisjordania, ocupadas en 1967. "Israel está utilizando los asentamientos y el muro de separación en Cisjordania para crear una anexión de facto de territorios palestinos", reza el informe dado a conocer ayer. "Estas medidas reducen la posibilidad de alcanzar un acuerdo final aceptable para los palestinos... La actividad de Israel en Jerusalén viola la Hoja de Ruta y la legislación internacional", sentencian los cónsules.

Un agente revisa el pasaporte del presidente palestino Mahmud Abbas, que le observa sonriente, en el paso fronterizo de Rafah.
Un agente revisa el pasaporte del presidente palestino Mahmud Abbas, que le observa sonriente, en el paso fronterizo de Rafah.ASSOCIATED PRESS

Israel vigila

El viaje desde la ciudad de Gaza, en el norte de la franja, hasta Rafah, en el sur, duró ayer sólo 40 minutos, a través de carreteras que hace tres meses sólo transitaban los colonos judíos. Ya no sufren los palestinos los cierres arbitrarios, que podían prolongarse horas o días. Así durante cinco años, desde que estalló la virulenta segunda Intifada. Los escombros de los asentamientos aún se amontonan en los bordes de las vías, en las que se agolpaban ayer cientos de vigilantes policías palestinos.

En un día soleado, unas 3.000 personas acudieron por estas carreteras al lugar de la ceremonia de apertura, a escasos metros del muro de hormigón levantado por el Ejército israelí junto a la frontera egipcia y al corredor Filadelfi, lugar favorito para el tráfico de armas de los movimientos fundamentalistas, escenario de batallas, masivas demoliciones de viviendas y tumba de militantes palestinos, pero también de decenas de civiles.

Aunque ya no controlarán el paso fronterizo con Egipto, la presencia israelí, en forma de tecnología punta, planeó sobre todos los asistentes. No es metáfora. Un dirigible de las Fuerzas Armadas hebreas -como sucede en Jerusalén en días de alerta- planeaba sobre la improvisada carpa con toldos de plástico de colores que acogía a los asistentes al acto.

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