"Anteponer la moral a la protección de la vida resulta muy cruel"
Tiene una experiencia de más de 20 años en la lucha contra el sida que no le permite ser optimista. Luiz Loures, director general para Iniciativas Globales de Onusida, nació hace 49 años en Belo Horizonte (Brasil). Ayer presentó en Madrid los datos del avance de la epidemia.
Pregunta. ¿Cuáles son los nuevos retos?
Respuesta. La epidemia avanza en todo el mundo. Hoy tenemos más de 40 millones de casos, cuando hace dos años eran 37 millones. Pero sobre todo es preocupante la situación en Europa oriental (los países del antiguo bloque soviético) y en América Latina, donde hay 200.000 casos más en un año.
P. Parece que la situación de Latinoamérica, la tercera región en número de afectados, ha permanecido oculta hasta ahora.
R. Más que oculta, yo diría que mal tratada. Se da la paradoja de que es la región en la que más se han extendido los tratamientos, con países como Brasil, Argentina, Chile, Venezuela o Colombia, donde el acceso a los medicamentos es universal, y en cambio donde la prevención es la más atrasada del mundo.
P. ¿A qué lo atribuye?
R. En que para dar medicamentos, sólo hace falta dinero. Pero hablar de prevención es hablar de condones, de prostitución, de drogas y de sexo entre hombres. Y para ello hay que superar muchas barreras culturales y morales. Un obispo puede llamar a un presidente de Gobierno y protestar por una campaña. En esos países hemos vuelto a una situación que ya está superada en el resto del mundo, pero anteponer la moral a la protección de la vida resulta muy cruel.
P. En cambio, el Caribe es la única región donde parece que la epidemia se frena.
R. Sí, también hay noticias positivas este año. Por primera vez podemos decir que en algunos países, como Haití, hay evidencias de que la prevención empieza a dar resultados y la epidemia crece más despacio.
P. ¿En qué se ha basado esa prevención?
R. En todo. Está claro que si los jóvenes retrasan el inicio de sus relaciones o el número de parejas, la tasa de sida baja, pero eso está demostrado que no es suficiente para obtener resultados. Sin el condón no se pueden conseguir resultados. En ese sentido puedo hablar con orgullo de mi país, Brasil. Ahí ha salido en un anuncio una niña de 12 años con un condón en la mano. Eso en otros países de América Latina sería impensable.
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