Sharon deja el Likud y crea su propio partido
El primer ministro israelí fuerza la convocatoria de elecciones anticipadas en marzo
El primer ministro israelí, Ariel Sharon, presentó ayer por carta la dimisión como presidente del Likud. Abandona así formalmente el partido nacionalista y conservador que creó en 1973, en el que ha militado durante tres décadas, para fundar otra organización que ocupe el centro-derecha. Con este nuevo partido, Sharon, de 77 años, acudirá y competirá en las elecciones anticipadas que se celebrarán en marzo para enfrentarse a la izquierda y a la derecha radicales. El Parlamento, en una jornada repleta de decisiones de enorme trascendencia, aprobó por abrumadora mayoría su disolución. Trece diputados del Likud anunciaron su intención de seguir en su nueva apuesta política al ex general y uno de los dirigentes de más brío de Israel.
Por la mañana, Sharon pidió al presidente del Estado, Moshe Katsav, que disuelva la Kneset (Parlamento) para convocar elecciones. Katsav se declaró dispuesto a decretar el punto final a la 16ª legislatura inmediatamente, aunque dispone de tres semanas para decidirlo. Poco después, el líder del Likud remitió una carta al secretario general del partido, Tsaji Hanegbi, en la que presentaba su renuncia.
"Dimito del partido para formar uno nuevo. Sería una pérdida de tiempo continuar en un momento de disputas internas", escribió Sharon en su escueta carta de despedida de la formación que ha dirigido durante los últimos seis años. Una decisión que, admitió, adoptó tras superar "muchas dudas". No vacilaron, sin embargo, en sumarse al nuevo partido al menos 13 diputados del Likud. Entre ellos, su inseparable Ehud Olmert, actual ministro de Finanzas, y tres ministros más, además de su hijo Omri, imputado por delitos de corrupción presuntamente cometidos durante la campaña de unas primarias, en 1999, en las que su padre resultó vencedor.
El ex general tratará de ocupar el espacio político entre una izquierda más combativa, la que representa el nuevo líder laborista, Amir Peretz, y los ultras de la derecha israelí, opuestos a cualquier concesión en el moribundo proceso de paz con los palestinos.
La madurada iniciativa de Sharon desencadenó una actividad política desenfrenada. La Cámara votó por aplastante mayoría -84 votos a favor, 10 en contra y 8 abstenciones- a favor de su disolución. Mientras, en el Likud florecen candidaturas para suceder a Sharon. Al ex primer ministro Benjamín Netanyahu y a Uzi Landau, cabecillas de la rebelión interna que ha desembocado en la escisión del partido, se suman, entre otros, los titulares de Defensa y Exteriores, Saul Mofaz y Silvan Shalom, respectivamente.
Responsabilidad Nacional
Por la tarde, en su primera aparición pública tras conocerse su paso al frente, el jefe de Gobierno en funciones aseguró que su nuevo partido, que según algunos de sus asesores podría ser bautizado con el nombre de Responsabilidad Nacional, buscará la paz entre Israel y los palestinos, pero negó que se vayan a producir nuevas evacuaciones de otros territorios ocupados tras la retirada de la franja de Gaza, concluida el pasado 12 de septiembre. "La retirada de Gaza supuso una oportunidad histórica y no estoy dispuesto a permitir que nadie la desperdicie. Trabajaremos para establecer fronteras permanentes de la nación y mientras insistiremos en el desmantelamiento de los movimientos terroristas", afirmó en una conferencia de prensa en Jerusalén.
Sharon añadió que se mantendrá fiel a la Hoja de Ruta -patrocinada por Estados Unidos, Unión Europea, Naciones Unidas y Rusia-, un plan de paz que exige el desarme de las milicias fundamentalistas y que establece los pasos hacia la fundación de un Estado palestino, al tiempo que prohíbe la expansión de las colonias judías en Cisjordania, obligación esta última a la que el Gobierno de Sharon ha hecho caso omiso durante sus mandatos. "Estoy dispuesto a hacer concesiones dolorosas para conseguir la paz", declaró por la noche el jefe del Gobierno a la televisión pública.
Las reacciones a los acontecimientos políticos se sucedieron nada más conocerse el que emprende Sharon. Amir Peretz, recién elegido presidente del Partido Laborista, aseguró: "No pretendemos sorprender al Likud con los pantalones bajados. Queremos ganarles porque tenemos un mejor programa y porque aportamos más".
En Ramala, sede de la presidencia de la Autoridad Nacional Palestina, observan expectantes. El viceprimer ministro Nabil Shaat declaró que observarán "cuidadosamente los acontecimientos políticos y sus efectos en el proceso de paz", informa Reuters.
No hubo paz ayer en el norte de Israel y en el sur de Líbano. En el peor incidente armado desde que el Ejército israelí se retiró de Líbano, en mayo de 2005, cuatro milicianos de Hezbolá murieron en un intercambio de fuego. Según un portavoz militar israelí, el Ejército respondió a los disparos de proyectiles de mortero desde suelo libanés, que causaron diez heridos, y mató a los activistas del movimiento fundamentalista chií cuando trataban de infiltrarse hacia el sur de la frontera común.
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