La miseria, los conflictos armados y el sida son las principales amenazas para 1.000 millones de niños
Organizaciones internacionales en defensa de la infancia recordaron ayer, en el Día Internacional de los Derechos del Niño, que la pobreza, los conflictos armados y el sida son las tres amenazas fundamentales de los derechos de los menores en el mundo. Cruz Roja aseguró que "mil millones de niños no pueden disfrutar de sus derechos como consecuencia de la falta de servicios básicos que aseguren su supervivencia y su normal desarrollo".
Además, denunció que muchos millones de niños crecen en familias y comunidades rotas por conflictos armados mientras que, sobre todo en los países del África subsahariana, el virus del sida ha provocado un aumento de la mortalidad en la infancia, una grave reducción de la esperanza de vida y un fuerte incremento de huérfanos.
Alrededor de 90 millones de niños no disponen de la alimentación básica, 400 millones no consumen agua potable y 300 millones no tienen acceso a la información -televisión, radio y prensa-, según Manos Unidas. Esta organización asegura que 640 millones carecen de una vivienda adecuada y unos 500 millones no disponen de los servicios mínimos de higiene y 140 millones nunca ha estado en una escuela.
La responsable de campañas de Amnistía Internacional (AI), Susana Fernández, afirmó que en Nepal, país asiático en guerra desde hace nueve años, han muerto durante el conflicto "más de 400 niños", muchos de los cuales han sido ejecutados extrajudicialmente. La campaña de AI va encaminada a denunciar esta situación, ya que los niños se encuentran en mitad del conflicto. En cuanto al problema de la enseñanza, Fernández recalcó que las escuelas están siendo "tomadas como cuarteles" por las fuerzas de seguridad.
Save the Children recordó que 48 millones de menores son víctimas de catástrofes naturales cada año y que el trabajo infantil es una realidad en muchos países del mundo, como Perú, donde el 25% de los niños de entre seis y siete años ya trabaja. Muchos tienen a esa edad la piel destrozada por los microbios o los pulmones afectados por el humo que inhalan al quemar las tejas.
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