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Reportaje:

Desahucio por 81,84 euros

Una pareja de jubilados, amenazada de abandonar su casa por impago de 12 cuotas de 6,82 euros

Julián Fernández, de 65 años y su mujer, Carmen Abril, de 62 años, se quedaron a cuadros cuando a las 20.00 horas del miércoles recibieron la visita del notario en su casa del barrio de Monteolivete de Valencia. Traía un requerimiento que les daba 48 horas para desalojar la vivienda y entregar las llaves. El Instituto Valenciano de Vivienda (Ivvsa) daba por resuelto el contrato de compraventa -a 30 años- por no haber cobrado las 12 últimas cuotas, de 6,82 euros cada una. En total, la deuda asciende a 81,84 euros. Llevaban pagando desde el 1 de abril de 1979.

Durante todo este tiempo, los vencimientos se cargaban en una cuenta bancaria abierta para ese único fin. Pero a partir de diciembre de 2004 la entidad comenzó a devolver las cuotas al Ivvsa por falta de fondos. "Dicen que nos mandaron cartas. Mi padre creía que eran los recibos de la luz y el agua y los metía en un cajón", apunta Germán, de 31 años, hijo del matrimonio, "además, no sabe leer". "También dicen que nos llamaron por teléfono, ¡pero si no tenemos ni línea!", comenta su madre, "no hay derecho que después de tantos años pagando, por un descuido te quiten la casa". La pareja confiaba en que la cuenta tenía un colchón suficiente para hacer frente a las cuotas, por lo que la dejaron desatendida. Su abogado insiste en esta tesis: "Nadie se arriesga a perder la titularidad de una vivienda por no pagar una cantidad tan pequeña al mes después de tantos años; fue un descuido". Además, critica la falta de notificación administrativa previa al desahucio y que se optara por una medida como el requerimiento notarial.

A primera hora del jueves, se plantaron en la notaría para pagar. "El notario nos dijo que fuéramos al Ivvsa". Sin embargo, en el instituto de la vivienda no tuvieron más suerte. "Nos comentaron que ya era tarde para aceptar el dinero", señala Germán. "La única opción que nos dieron fue cambiar la compra por un alquiler", comenta el hijo, "estamos entre la espada o la pared: o nos vamos a la calle o pagamos un alquiler y perdemos la casa; y todo por 81 euros".

La familia vive de la paga de los 385 euros de la jubilación de Julián. Germán y Gabriel, de 30 años, comparten ahora techo con sus padres cuando no les sale un trabajo fuera en la construcción. Ahora están en paro. Curiosamente, el último trabajo de Germán fue en las obras del recién inaugurado Palau de les Arts, un opulento referente de la Valencia actual separado de su casa por escasos centenares de metros.

Fuentes del Ivvsa dijeron ayer que se atenderá a la familia en las oficinas de la entidad para "tratar de solventar la normalización y regularización de los pagos pendientes" y apuntaron a la posibilidad de hacerlo a través del "reconocimiento de deuda" de los afectados. Pese a ello, insistió en la necesidad de ser firmes en la exigencia del pago "en atención a la gente sin recursos que está esperando ocupar una de las 18.000 viviendas de la Generalitat".

La situación de Julián y Carmen no es una excepción. Una vecina con tres hijos que prefiere no dar su nombre ha pasado por lo mismo. "Me quedé sin trabajo cuatro meses y no pude hacer frente a las cuotas". Ella sí que ha renunciado a la titularidad a cambio de un alquiler y no dejar la casa ante el temor de tener que dejarla: "Me dijeron que podía quedarme sin pan y sin tortas". Aunque ya ha accedido, le hubiera gustado que la Administración hubiera sido más flexible. "No todo el mundo está boyante; algunos pasamos dificultades".

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Carmen y Julian, junto a sus hijos Germán y Gonzalo (a la derecha) en el salón de su casa, ayer.
Carmen y Julian, junto a sus hijos Germán y Gonzalo (a la derecha) en el salón de su casa, ayer.JOSÉ JORDÁN

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