Una carrera cimentada en las fuentes anónimas
En 1970, The Washington Post rechazó su solicitud de empleo. Pero al año siguiente, Bob Woodward ingresaba en la redacción del diario de la capital estadounidense como reportero de local. Allí coincidió con Carl Bernstein. El 17 de julio de 1972, el redactor jefe de esa sección les asignó cubrir lo que parecía ser un simple suceso: cinco hombres con cámaras y equipo electrónico de vigilancia habían sido detenidos tras irrumpir en el cuartel general del Comité Nacional del Partido Demócrata, en el complejo de oficinas del edificio Watergate.
Por Woodstein es conocido en la profesión periodística el tándem que formaron Woodward y Bernstein. A la mente racional de Woodward se unía el espíritu audaz de Bernstein. Ambos desenmarañaron una madeja que llegó hasta el presidente de EE UU, provocando su caída. Richard Nixon dimitió el 9 de agosto de 1974 en medio de un escándalo por haber utilizado métodos ilegales en su campaña de reelección y mentir a toda la nación. Su trabajo les hizo merecedores del premio Pulitzer en 1973 y plasmaron sus experiencias en dos libros: Todos los hombres del presidente y Los días finales.
El nombre de Bob Woodward es sinónimo de fuentes anónimas. Hace tres décadas se trató de Garganta profunda en el caso Watergate. Hoy se sabe que Deep Throat era Mark Felt, número dos del FBI. En el caso Plame está por determinar el nombre. Padre de una hija y divorciado dos veces, Woodward, de 62 años, cree que "la meta del periodismo no es sacar a la luz un caso como el Watergate, sino ser un periodista independiente y libre, un informador honesto que se interese por la búsqueda de la verdad".
Woodward declaró a la prensa a principios de los años ochenta: "El Watergate fue un caso único, un accidente, una ocasión que supimos y pudimos aprovechar". Esto sucedía años antes de que estallara el llamado Irangate, la financiación ilegal del Gobierno de Ronald Reagan a la contra nicaragüense. Como consecuencia de aquel escándalo, Woodward publicó en 1987 uno de sus libros más famosos: El velo: Guerras secretas de la CIA 1981-1987. El jefe del espionaje estadounidense, a punto de morir, confirmó a Woodward con un movimiento afirmativo de cabeza que conocía el desvío de fondos procedentes de ventas de armas a Irán hacia la contra.
El consagrado periodista escribió numerosos libros tanto sobre la Administración Bush como la de Clinton y sus entresijos. Woodward aseguraba el miércoles en el Post que su presencia en el caso Plame está relacionada con su último -y polémico- libro, Plan de Ataque, un minucioso relato del año y medio vivido por el Gobierno de Bush antes de la invasión de Irak.
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