Los obispos se reunieron cuatro veces en Moncloa con el Gobierno

El carácter evaluable de la asignatura de religión y la libertad de elección de centro sin restricciones fueron las dos peticiones de la cúpula de la jerarquía católica que dieron al traste con las negociaciones entre la Iglesia y el Gobierno sobre la reforma educativa. El proceso negociador, guardado hasta ahora en secreto, se desarrolló, siempre según fuentes gubernamentales, en cuatro reuniones celebradas en La Moncloa, y basó su trabajo en otras tantas áreas de discusión: la autonomía de los centros, los profesores de religión y las asignaturas de religión y educación para la ciudadanía.

Durante las conversaciones (denominadas "tomas de contacto" por los obispos), el Gobierno se mostró dispuesto a reconocer el "carácter especial" de la relación de los profesores de religión (

estabilizando su situación laboral y admitiendo que los obispos aplicasen el Código de Derecho Canónico en los casos de renovación de contrato). También aceptó retirar del anteproyecto de Ley Orgánica de Educación (LOE) la mención de servicio público de la educación y sustituirla por la de "derecho fundamental".

El principal escollo surgió al tratar la asignatura de religión, que el Ejecutivo, en seguimiento de su compromiso electoral, rechazó que fuese evaluable, como pedían los obispos. Éstos también querían que se garantizase sin restricción la elección de centro, de forma que la decisión de un padre estuviese por encima de otros criterios de admisión.