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Un atentado acaba con la vida de un soldado alemán en Afganistán

Dos coches con explosivos embistieron a vehículos de la OTAN en Kabul

Un soldado alemán de la OTAN y tres civiles afganos, entre ellos un suicida, perdieron la vida ayer en Kabul en dos ataques con coche bomba contra la presencia occidental en Afganistán, encarnada en la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad (Isaf), en la que participa España. En los ataques resultaron también heridos dos soldados alemanes. En una confusa comunicación sobre los incidentes, el Gobierno griego habló de un atentado contra un convoy heleno en el que hubo dos soldados heridos.

"Estos ataques no disuadirán a Isaf de seguir adelante con su misión para ayudar al pueblo afgano a construir paz, seguridad y democracia", señaló un comunicado el secretario general de la OTAN, Jaap de Hoop Scheffer. Los dos ataques se produjeron con apenas una hora de diferencia en una importante vía de comunicación de la capital, no lejos de Misión de Naciones Unidas y de la Comisión Electoral. Un portavoz talibán se atribuyó ambas acciones.

Según informaciones de portavoces oficiales en Kabul, un coche con explosivos se lanzó a primera hora de la tarde contra un vehículo todoterreno de la Isaf en el que viajaban soldados alemanes. La explosión mató a uno de ellos. Otros dos soldados, dos policías afganos y dos civiles resultaron heridos de diversa consideración. Poco más tarde y en la misma zona, un taxi embistió a dos vehículos de la Isaf. La explosión mató a una mujer y un niño. Varias personas resultaron heridas. En Atenas se habló de dos heridos propios en un ataque "con bomba" contra un convoy cuyas características no se correspondían con lo anunciado en Kabul. En el cuartel general aliado de Bruselas se subrayó que había informaciones confusas y no se podía determinar exactamente lo ocurrido.

El soldado alemán es el segundo de la Isaf en perder la vida en lo que va de año, tras la muerte a finales de octubre de un británico en Mazar-i-Sharif, en el norte. Un mes antes, en septiembre, se había producido el un atentado suicidad, el más grave hasta ahora, en las inmediaciones del Centro de Entrenamiento del Ejército Nacional Afgano en Kabul, que costó la vida a una docena de personas, en su mayor parte soldados locales.

El ministro alemán de Defensa, Peter Struck, declaró ayer en Karlsruhe que "este ataque es una prueba más de que no hay una situación de calma y estabilidad siquiera en la capital de Afganistán y nos ratifica en nuestra decisión de que haya allí una presencia internacional". Un portavoz de Exteriores señaló en Berlín que no había señales de que el ataque fuese dirigido contra los alemanes. "Nuestro despliegue es legítimo y conveniente y no va a cambiar", manifestó. Más tarde, De Hoop Scheffer abundó en la idea, tras lamentar las víctimas: "Condeno en los más firmes términos estos ataques que no disuadirán a la Isaf, la fuerza dirigida por la OTAN, de seguir adelante con su misión para ayudar al pueblo afgano a construir paz, seguridad y democracia".

Los ataques contra las fuerzas internacionales no son habituales en Kabul, ni en las otras zonas en que opera la Isaf, el norte y el Oeste, donde se encuentra desplegado el contingente de unos 600 españoles. En cambio, son frecuentes en el sur y sobre todo el este de Afganistán, territorios en los que se desarrolla la Operación Libertad Duradera, encabezada por Estados Unidos, volcada en la lucha antiterrorista, frente a la reconstrucción y la estabilización de la Isaf. En lo que va de año, unas 1.500 personas han muerto en estas dos zonas patrulladas por los estadounidenses, en su mayor parte afganos afines a los talibanes. Éstos parecen ahora dirigir sus ataques contra los soldados europeos que están asumiendo desde hace meses parte de la misión estadounidense en algunas zonas del país.

Soldados de la OTAN, junto a uno de los vehículos incendiados tras la explosión ayer de un coche bomba.
Soldados de la OTAN, junto a uno de los vehículos incendiados tras la explosión ayer de un coche bomba.REUTERS

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