El intento de la Administración central de lanzar una lotería instantánea molesta al Gobierno vasco

El Gobierno vasco está "muy preocupado y molesto" con el intento de la Administración central de lanzar una lotería instantánea en todas las comunidades, similar a los dos juegos que Euskadi puso en marcha en la década de los años 90 y que fracasaron. Según el director de Juego y Espectáculos del Gobierno, Alberto Sanz, las comunidades autónomas entienden que esa pretensión desequilibra "profundamente las estructuras de juego de las que se ha dotado cada autonomía".

"La lotería instantánea es la típica lotería a la que podemos acceder las pequeñas comunidades por el volumen de población, de dos o tres millones de habitantes. El lanzamiento del Estado desequilibra la situación", resalta Sanz. Tras los dos fracasos cosechados en la década de los 90, Raspe y gane e Ikusi makusi, el Gobierno descartó la convocatoria de un concurso para adjudicar otra de estas loterías, que consiste en unos boletos que llevan ya incorporados los premios. Los ciudadanos pueden comprar estas papeletas, para las que no hay sorteo, en los bares y quioscos. Se trata de la lotería más popular y extendida en el mundo.

Recursos ante el Supremo

Sanz reconoce que por ahora el Gobierno vasco no barajaba volver a poner en el mercado otra lotería instantánea. No obstante, subraya que si el Estado entra en este terreno con una concesiòn, "se rompen los equilibrios" existentes en materia de juego. La historia de este intento del Gobierno central de lanzar una lotería rápida se remonta tres años atrás, cuando aprobó un decreto concediendo al organismo nacional de Apuestas y Loterías esta posibilidad. Euskadi, Cataluña y Andalucía recurrieron ante el Tribunal Supremo pero, antes de que se hayan resuelto esos recursos, la Administración ha aprobado un nuevo decreto. "Parece que la ONCE y Apuestas y Loterías del Estado van a tirar a medias con el proyecto. La ONCE sería la plataforma de lanzamiento", explica el director de Juego.

Ante este panorama, las comunidades que se oponen a esta iniciativa van a realizar una declaración conjunta próximamente, rechazando y exigiendo al Estado que revise esa política por el daño que hace a las competencias de las comunidades en materia de juego.

En un régimen normal en el que existen una serie de juegos estructurados, explica Sanz, el gasto fluctúa dependiendo del agotamiento de una actividad y su pérdida de atractivo. Por eso, cuando aparece un nuevo juego se produce un desequilibrio y es necesario proceder a una reestructuración. En la actualidad, los juegos de titularidad estatal (las loterías y quinielas deportivas) son los que más dinero captan de los ciudadanos, frente a casinos, bingos y salones recreativos, que es la parte del juego que queda para el sector privado.