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Crítica:COMER
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Un santuario de la trufa en Argüelles

CASA MARCO, 'trattoria' madrileña, recibe los hongos de cada estación desde Italia

José Carlos Capel

Detrás de una fachada inaparente, medio escondida en el barrio madrileño de Argüelles, se encuentra esta modesta casa de comidas italiana que podría definirse como un santuario trufero. Su propietario y cocinero, Marco di Tullio, recibe semanalmente desde Italia los contingentes que necesita para poner a punto sus platos. Le llegan directamente de su hermano Vitale, dedicado a la recolección y comercialización de estos preciados hongos subterráneos, quien le provee de las mejores piezas al coste justo del mercado. Ninguna otra razón explica que sus recetas con trufas tengan precios tan ajustados.

Justo ahora, en plena temporada, triunfan las cotizadísimas blancas del Piamonte (túber magnátum), que se rallan con profusión a pie de mesa a pesar de que su coste ronda los 2.000 euros el kilogramo. Quizá sobre un espectacular risotto (arroz) con boletos, impecable de punto, que se elabora con arroz arborio. O tal vez encima de pastas como los suculentos tagliolini, de sabor intenso y un punto de cocción perfecto.

CASA MARCO

Gaztambide, 8. Madrid. Teléfono 915 43 20 69. Cierra los sábados al mediodía y los domingos. Precio medio por persona, entre 35 y 40 euros. Menú de mediodía (de lunes a viernes), 17,50 euros. Espaguetis con almejas, 10,50 euros. 'Tagliatta' de bonito con 'rúcola', 14,75 euros. 'Risotto' con 'boletus' y trufa blanca, 21 euros. Tiramisú, 4,75 euros.

Pan ... 6,5

Bodega ... 6,5

Café ... 6

Ambiente ... 5

Aseos ... 6

Servicio ... 5,5

'Tartufi uncinati' en otoño

La posición de Di Tullio en este mundillo es tan privilegiada que a lo largo del año consigue proveerse hasta de nueve variedades distintas del país vecino. Propias del otoño son también las tartufi uncinati, más aromáticas que las insípidas trufas negras de verano, que ralla con éxito sobre algunas pastas, incluidos los tagliolini.

El mayor mérito de su cocina, puramente artesana, es que todo se hace al momento. Nada de pastas o arroces precocidos, resabio habitual en tantos restaurantes italianos. En su carta figuran cuatro bloques de recetas, entre burguesas y populares (entrantes, ensaladas, pastas y carnes), que casi se olvidan de los pescados y provienen de distintas regiones de Italia.

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Para empezar están bien su estrudel de verduras, la tartita de alcachofas y la tagliatta de bonito al horno. Y para seguir, alguna de sus pastas. Con trufas ralladas o sin ellas, casi todas merecen elogios. Así sucede con los espaguetis vongole (almejas), muy finos, o con los ravioles de queso ricotta, salsa de tomate y espinacas al pesto.

Al final, un surtido de carnes no demasiado encandilantes. Al típico oso buco, que se acompaña de un gran arroz a la milanesa, le falta tiempo de cocción y le sobra gusto a cítricos, mientras que los medallones de ternera con queso provola y berenjenas no pasan de correctos.

Casa Marco, casa de comidas en el barrio madrileño de Argüelles. Abajo, <i>tagliolini</i> a la trufa blanca con parmesano.
Casa Marco, casa de comidas en el barrio madrileño de Argüelles. Abajo, tagliolini a la trufa blanca con parmesano.SANTI BURGOS

MENÚ DE MEDIODÍA POR 17,50 EUROS

CASA MARCO es una trattoria de ambiente familiar, con un comedor pequeño atiborrado de mesas donde el servicio se ve obligado a realizar incesantes regates. Un lugar donde la comida está por encima del marco. De lunes a viernes, sólo al mediodía, la casa ofrece un menú de precio fijo (17,50 euros) que incluye dos platos y postre, además de café y copa de vino. Entre las opciones, que cambian regularmente, hay platos de pasta (tagliatelle) con verduras, lasaña de berenjenas, queso provolone a la plancha, carpaccio de añojo o brochetas de solomillo.Es una lástima que los postres de Di Tullio no alcancen el refinamiento de los platos salados. Resulta magnífico el biscuit de nueces con higos, así como el tortino de chocolate. En cambio, el tiramisú no vale nada, la panna cotta deja indiferente y la tartaleta de manzana con helado de vainilla es particularmente mala.Aunque el listado de vinos no destaca por la profusión de marcas, se trata de una selección muy cuidada, dominada por las bodegas italianas, que contiene vinos de tanto relieve como Valpolicella clásico, Barolo scanavino, Brunello di Montalcino y el famoso Sassicaia Tenuta San Guido. Como complemento, algunas marcas españolas destinadas a cubrir el expediente. Tampoco el café, de tipo medio, es destacable, pero el surtido de panes tiene más gracia de la habitual en muchos restaurantes.A la entrada del local se alinean algunas cajas de pasta, botellas de vinagre balsámico, saquitos de arroz, botes de salsa y botellas de aceite. Son los productos de una minitienda gourmet que expende productos para llevar a casa.

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Sobre la firma

José Carlos Capel
Economista. Crítico de EL PAÍS desde hace 34 años. Miembro de la Real Academia de Gastronomía y de varias cofradías gastronómicas españolas y europeas, incluida la de Gastrónomos Pobres. Fundador en 2003 del congreso de alta cocina Madrid Fusión. Tiene publicados 45 libros de literatura gastronómica. Cocina por afición, sobre todo los desayunos.

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