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Columna
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Espíritu nacional

Las relaciones entre la Iglesia oficial y el Gobierno no están en su mejor momento. La separación entre una y otro es la distancia que existe entre una sociedad que quiere avanzar y otra que quiere mantener sus privilegios. No es un tema de fe ni de formación cristiana. La fe y la formación cristiana nada tienen que ver. Son formas distintas de enfocar, dirigir y estar en la sociedad. La Iglesia oficial no quiere cambios, sólo permanencia. Se desenvuelve mejor con y en sus privilegios. Rechaza el avance de la ciencia. No quiere investigación con células madre. Tampoco matrimonios gays. La sociedad española sí. Quiere que se siga investigando. Diabetes y corazones infartados esperan recuperarse. El sexo no quiere que sea motivo de discriminación para contraer matrimonio. Es una sociedad que, en su mayoría, rechaza el inmovilismo. Atrás quedaron aquellas manifestaciones en contra. Ahora, este sábado, toca otra. Hay que tumbar la Ley Orgánica de Educación (LOE) en la calle. No en el Parlamento. Una ley que no cobija a la religión como asignatura evaluable para pasar de curso, para acceder a la Universidad ni para obtención de becas. Una ley que no permite que los profesores pierdan sus puestos de trabajo por los pecados de estar divorciados o afiliados a IU. Es lo que ha venido sucediendo en estos últimos años (Almería, Málaga, Granada...) con la complicidad de quienes interpretan y aceptan que las normas constitucionales se paren en la puerta de conventos e iglesias. Sin duda que la LOE tendrá aspectos mejorables, pues que se discutan y negocien. Otros, que son aquéllos, no. Los avances de la ciencia, el bienestar de las personas y el acceso a la Universidad en este Estado no son negociables.

Sin embargo, es una manifestación, la de este sábado, que se entiende. Hay un sector de la sociedad que estima que el derecho de los padres a elegir la formación religiosa no choca con el derecho de otros padres a no pagar la formación religiosa ni con dinero de todos, ni en privilegios. Claro que lo que se entiende menos es que sea apoyada por el PP, salvo que lo que quieran es volver a llenar las escuelas con el espíritu nacional único y el padrenuestro en una sociedad que ha dejado para la Historia el cara al sol y el bajo palio.

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