Patrice Chéreau defiende el "sustrato profundo" que tienen en común las películas europeas
Sevilla Festival de Cine rinde homenaje al director de 'La reina Margot' e 'Intimidad'
"Cuando voy a Nueva York a presentar mis películas me siento solidario con los directores italianos, españoles o alemanes", comentó ayer el cineasta francés Patrice Chéreau (Lézigné, 1944) en Sevilla. El director galo recibe el homenaje de Sevilla Festival de Cine en esta segunda edición del certamen. Director de teatro, cine y ópera, Chéreau defendió la vitalidad de las películas europeas. "Lo bello del cine europeo es que es muy diverso. Dentro de esas identidades diversas hay un sustrato profundo que une los cines de los distintos países europeos", dijo el director.
Chéreau es un creador que ha tocado distintos palos y todos de forma notable. Sus padres eran artistas. En 1972 dirigió el Teatro Nacional Popular. La puesta en escena de autores clásicos, como Víctor Hugo, Molière o Ibsen, abrió su camino. De 1982 a 1990 dirigió el Théâtre des Amandiers-Nanterre. Antes, en 1975, había debutado en el cine con La chair de l'orchidée. Entre sus películas destacan La reina Margot (1993) e Intimidad (2001).
¿Cómo es su relación con el cine y el teatro? "Pienso que el cine me ha aportado mucha más libertad. En una obra de teatro cuento la obra de otro autor e intento hacerla comprender a través del teatro. Aunque sean historias de otros, en el cine puedo contarlas desde mi propia perspectiva", señaló.
"El cine me permite contar mis propias historias. En el cine soy mi propio autor. Puedo contar la historia que quiero. Puedo contar las cosas que me han sorprendido, las cosas que me chocan", dijo el director. "Lo que más me gusta es que estaba programado para hacer teatro. Y ahora me gusta la idea de cambiar, cambiar la programación, cambiar el destino", aseveró.
Chéreau habló también sobre la ola de violencia que recorre Francia. "El hecho de que sea francés y viva en París no me hace comprender lo que pasa mejor que vosotros", afirmó dirigiéndose a los periodistas. "Los Gobiernos actuales han estado perdidos. No han sabido qué hacer en una sociedad que ha producido personas que viven en Francia y que han sido abandonadas por el Gobierno. Hay una gran discriminación racial en Francia. La violencia no es tolerable. Comprendo que hay motivos. Los problemas vienen de hace 30 años. Hablamos de personas con un desempleo del 30% o el 40%. Están completamente desarraigados. Ningún Gobierno actual se ocupa de solucionar esto", explicó el director de La reina Margot.
Chéreau describió asimismo su vínculo con España. "Mi relación con España se remonta a cuando tenía 10 años. Me enamoré de España. Vengo a Sevilla desde hace 12 o 13 años. En Sevilla me siento bien. Estoy enamorado de Sevilla. Me gusta estar aquí", concluyó el cineasta.
Ni huérfano ni judío
Sevilla Festival de Cine presentó ayer la película franco-israelí Va, vis et deviens en el Teatro Lope de Vega. Dirigido por Radu Mihaileanu, este filme, que compite en la Sección Oficial, cuenta con un elenco encabezado por Yael Abecassis, Roschdy Zem, Moshe Agazai y Moshe Abebe.
La película parte de un hecho histórico: cientos de miles de africanos procedentes de 26 países estaban confinados en los campamentos de Sudán. Israel y EE UU decidieron llevar adelante la operación Moisés, una iniciativa para transportar a los judíos falashas de Etiopía al Estado hebreo, a mediados de los años ochenta.
Los falashas vivían en Etiopía desde hace siglos, quizá milenios, respetando escrupulosamente la ley escrita judía, o al menos sus mandamientos esenciales: la circuncisión, los baños rituales y el shabat (festividad del sábado). Los falashas estaban desvinculados de la evolución del resto de los judíos del mundo.
El filme cuenta cómo una madre de religión cristiana hace que su hijo de nueve años se declare judío para salvarse del hambre y la muerte. El niño llega a Tierra Santa. Tiene estatus de huérfano y lo adopta una familia francesa sefardí que reside en Tel Aviv. A partir de ese momento, el niño temerá que descubran sus mentiras: no es ni huérfano ni judío.
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