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Apuntes

Los rectores ven satisfactorio el borrador de la LOU y piden que se apruebe cuanto antes

Juan Juliá echa en falta un mayor reconocimiento a la relación entre universidad y empresa

Los rectores valencianos han acogido con distinto grado de satisfacción y cierta prudencia la propuesta de reforma de la polémica Ley Orgánica de Universidades (LOU), que aprobó el PP en la anterior legislatura con un amplio rechazo académico. La única queja compartida por las cinco universidades se centra en la demora que arrastra (se anunció para la pasada primavera) y el tiempo que falta para que entre en vigor.

La propuesta de modificación presentada por el Ministerio de Educación despeja algunos interrogantes y abre un plazo de dos meses para su análisis y debate con la comunidad universitaria.

El rector de la Universidad de Alicante, Ignacio Jiménez Raneda, afirma en ese sentido que sería "ideal" que en plazo de dos meses, antes de principio de año próximo, estuviera disponible el anteproyecto de ley. "Tan importante es hacerlo bien, cómo hacerlo rápido", opina Raneda que valora por separado el contenido de los cambios que se plantean cómo los plazos. "Tenemos una LOU con fecha de caducidad y eso genera incertidumbres poco deseables", dijo el rector que confía en que enero se apruebe el proyecto definitivo con las consideraciones de las universidades. Sobre el contenido de la reforma considera que "en una primera impresión" no detecta "aspectos negativos, sino que se han introducido mejoras".

"Tan importante es hacerlo bien como hacerlo rápido", opina Jiménez Raneda
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El rector de la Universidad Politécnica Juan Juliá, hace una lectura menos benévola del borrador: "Es indiscutible que introduce algunas mejoras necesarias, pero no cumple todas las expectativas". Juliá dirige sus críticas a dos aspectos: No haber aprovechado la oportunidad para profundizar en el "reconocimiento del maridaje" entre universidad y empresa, que el rector relaciona con la "universidad del siglo XXI", con el camino señalado por la declaración de Bolonia y con el seguido por los "mejores" centros académicos del mundo; y haber dejado algunos aspectos sin concretar, como el sistema por el cual se elegirá al rector. Juliá considera también deseable una mayor "generosidad" con los docentes de las Escuelas Universitarias.

Francisco Toledo, rector de la Jaume I de Castellón, celebra que se haya presentado un borrador que busca el consenso con toda la comunidad universitaria "en contraste" con la elaboración de la LOU por parte del PP. Destaca la creación de un Consejo de Estudiantes, que servirá como interlocutor ante el Gobierno; el impulso a la movilidad de los profesores; e incluso la mención que se hace al deporte universitario. Toledo sólo echa en falta un mayor compromiso con la investigación.

Los rectores coinciden en celebrar la eliminación del sistema de habilitación del profesorado instaurado en la LOU -"la habilitación fue un desastre", señala Raneda- y su sustitución por un sistema de acreditación, así como la eliminación de la doble selectividad introducida por aquella ley, que en opinión del vicerrector de Estudios de la Universitat de València, Antonio Ariño, sólo servía "para poner más obstáculos" a los futuros universitarios. Tanto Ariño como Juliá respaldan que un modelo de selectividad ponderado, en el que pese más aquella parte del expediente académico relacionado con la carrera que el alumno quiera estudiar.

Las universidades valencianas consideran que la propuesta presentada por el Ministerio es menos reglamentista y más ágil, y que devuelve autonomía a los centros. Despierta cierta preocupación, sin embargo, que se mantenga abierta la posibilidad de que los gobiernos autonómicos decidan la forma de elegir al rector, por sufragio universal o a través del Claustro. Varios reconocen preferir la segunda opción, pero creen que después de que la LOU instaurara el sufragio universal, probablemente, no hay vuelta atrás.

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