'La ciudad escarlata: la novela de los Borgia'
"Nada es nunca completamente pasado". Esta cita de la gran Hella Haasse (Batavia, 1918), decana de la literatura holandesa, de su ensayo Los jardines de Bomarzo, puede verse como un leitmotiv de su narrativa histórica, y por supuesto de una de sus novelas del género más interesantes, La ciudad escarlata (1952). En ella, Haasse, que ya fue capaz de revelarnos la tan próxima sensibilidad del poeta de la tardoantigüedad Claudiano en su novela Un gusto a almendras amargas (1991) o de relacionar la triste larga espera de Carlos de Orleans preso tras Agincourt con la época oscura de la ocupación nazi de los Países Bajos (El bosque de la larga espera, 2001), aborda la agitada historia de la Roma renacentista del XVI desde el tema tan contemporáneo de la identidad.
Aunque sea una novela coral, llena de voces, La ciudad escarlata se centra en el complejo carácter de Giovanni Borgia, atormentado por la angustia del misterio de su parentesco con la célebre y denostada familia: ¿es hijo incestuoso de César Borgia y su hermana Lucrezia?, ¿de Lucrezia y su padre el papa Alejandro?, ¿o hermano pequeño de César y Lucrezia? "Soy un Borgia doble, tal vez triple", dice él mismo. Figuras históricas como Miguel Ángel -del que Haasse escribe que sus esculturas eran una sublimación de su homosexualidad-, Maquiavelo o Pietro Aretino, atraviesan la novela escrita con la enorme calidad literaria de la que es considerada -pese a que a ella no le gusta la comparación- "la Marguerite Yourcenar holandesa".
En una de sus obras autobiográficas, Tarjeta de identidad, Haasse dice de La ciudad escarlata que la novela es el retrato de una realidad cambiante en la que la única posibilidad de supervivencia de un individuo "reside en elegir una identidad por sí mismo".
- 'La ciudad escarlata' se ofrece con EL PAÍS el miércoles por 2,50 euros.
Babelia
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