Barroso planea un relevo en la Comisión que modifica el peso de algunos países

Tras sucesivos aplazamientos, el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durão Barroso, prepara una importante renovación de varios altos cargos que ocupan puestos clave en el organigrama comunitario. Los cambios, que afectan como mínimo a seis direcciones generales, están despertando cierta inquietud en varios países miembros como Francia, Alemania y España, que cuentan con una significativa presencia y temen que la renovación pueda suponer una pérdida relativa de su representación actual.

La propuesta está siendo elaborada por Siim Kallas, vicepresidente de la Comisión y responsable de los asuntos administrativos, auditoria y lucha contra el fraude. Sin embargo, la decisión definitiva, que debía haberse adoptado a finales del pasado septiembre, está ahora en manos de Barroso.

Los cambios afectan a seis direcciones generales muy importantes: Agricultura, Energía y Transportes, Comercio, Investigación, Educación y Economía. El relevo también podría afectar a otros departamentos y al secretario general de la Comisión Europea, que tiene el mismo nivel jerárquico que los directores generales.

El director general es el cargo de más rango de la administración comunitaria y representa uno de los poderes fácticos de la UE. Para evitar que su influencia se prolongase excesivamente en el tiempo, el anterior presidente de la Comisión, Romano Prodi, estableció un cierto código de conducta, según el cual los directores generales no deberían permanecer en el mismo departamento durante más de cinco años. También planteó la conveniencia de que no pertenecieran a la misma nacionalidad que los comisarios. La distribución de los directores generales guarda cierta relación con el peso de los respectivos países.