Empleados de usar y tirar
745.000 madrileños tienen contratos temporales y 600 empresas de la Comunidad superan el 70% de temporalidad
En sus 20 años de vida laboral, Carmen B. jamás ha tenido un contrato fijo. Esta administrativa de 48 años ha llegado a estar sin trabajar, como máximo, dos meses en toda su vida, y en este tiempo sólo ha cobrado el paro dos veces. Aunque ha pasado por más de 20 compañías y ha tenido más de 30 contratos, nunca le han ofrecido un contrato fijo, siempre contratada a través de empresas de trabajo temporal. En una de ellas, donde trabajó medio año grabando datos, llegó a firmar un contrato cada mes. "Es un abuso constante. A veces te fichan por teléfono, sin verte. Pero luego te usan, abusan y te echan. Somos empleados de usar y tirar".
Como Carmen, en la Comunidad de Madrid hay más de 745.000 empleados con contrato temporal. Aunque la tasa de temporalidad en la Comunidad (29%) está por debajo de la media española (38%), este tipo de contratos se ha duplicado en siete años, según denuncia UGT. Si en 1999 había 348.600 contratos temporales, en el tercer trimestre de 2005 la cifra se sitúa en más de 745.000 trabajadores, lo que implica que el 29,3% de los contratos de la región son temporales.
En 20 años de vida laboral, Carmen B. jamás ha tenido un contrato fijo
"Debería ser delito tratar a las personas como basura", protesta una trabajadora
"Estos datos no pretenden ser una denuncia, sino que queremos llamar a la reflexión y hacer un análisis lo menos sectario posible. La temporalidad se ha instalado de forma permanente en nuestra sociedad y hay que poner medidas para aplacarla", afirma José Ricardo Martínez, secretario general de UGT en Madrid.
Además, Carmen pertenece a uno de los grupos sociales más afectados por este tipo de precariedad: las mujeres. En Madrid, una de cada tres mujeres tiene un contrato temporal (32,8%), por encima de la media regional.
Hace un año que los sindicatos llegaron a un acuerdo con la Consejería de Empleo y Mujer. El pacto, que incluía más de 100 medidas, dedicaba uno de los apartados a la temporalidad y recogía la creación de una mesa especializada en esta materia y en la subcontratación. Según Maru Menéndez, secretaria de Política Institucional de UGT, "el nivel de cumplimiento es insuficiente, ya que se está retrasando la adopción de medidas comprometidas". Menéndez recuerda que la mesa se creó pero no ha tenido ningún resultado concreto: "Sentaron junto con los sindicatos a la patronal de las ETT [empresas de trabajo temporal], que se enriquecen precisamente con eso, parece una broma de mal gusto", denuncia.
Fuentes de la Consejería de Empleo y Mujer aseguran que el incremento de la temporalidad ha afectado sobre todo a los inmigrantes. "La mitad de los contratos realizados a inmigrantes son temporales. Primero porque suelen tener menos formación. Además, suelen trabajar en los sectores con mayores índices de temporalidad, que son la construcción y la hostelería. Y en tercer lugar porque el contrato específico requerido en el proceo es de seis meses", explican fuentes de la consejería. Un 15% de los trabajadores madrileños es inmigrante.
Desde Trabajo aseguran que tras estos datos se esconde una evolución que afecta a toda España: "Ha disminuido la temporalidad en el sector privado y se ha duplicado en el sector público". En el caso de Madrid, según Trabajo, la administración que más empleo temporal genera es el Ayuntamiento.
Para combatir esta "lacra social", según la denomina Martínez, UGT, el Ministerio de Trabajo y la consejería han puesto en marcha una serie de inspecciones en las empresas de más de 20 trabajadores con más de un 70% de temporalidad.
Más de 600 empresas se encuentran en esta situación y los inspectores obligaron a los empleadores a tranformar cerca de un centenar de contratos temporales en indefinidos.
Fuentes de UGT señalan que esta precariedad se traduce habitualmente en mayores índices de siniestralidad laboral, pérdidas económicas y desmotivación. Los trabajadores cuentan que no pueden hacer planes a largo plazo. "Nunca sabes qué va a pasar contigo", cuenta Carmen, que ahora cobra 380 euros por cuatro horas diarias trabajando como encuestadora telefónica. Ha intentado salir del círculo de la temporalidad en varias ocasiones, pero no lo ha conseguido.
"Es un entramado muy sutil, poco a poco vas cayendo en la trampa. Te llaman hoy para que empieces estar tarde, ni siquiera te lo puedes pensar porque necesitas el dinero, y mientras trabajas es difícil encontrar otra cosa. Suele ser turno partido y durante el trabajo nunca puedes recibir llamadas personales, ni para concertar otras entrevistas", cuenta Carmen.
Pero lo peor no es eso. Carmen asegura que le perjudica psicológicamente. "El abuso se ha normalizado y eso te desespera, te afecta mentalmente, emocionalmente, te sientes utilizado y maltratado y eso te hunde. Debería ser un delito tratar a las personas como basura". Y ella lo sabe bien. La han utilizado ya muchas veces: el contrato más largo que ha firmado en estos 20 años sólo duró uno.
"¿Dónde voy yo con 51 años?"
María tiene 51 años y es administrativa de profesión. Desde 1997, cuando por motivos personales renunció a su puestro de trabajo fijo, ha ido enlazando un contrato temporal con otro.
"Llevo ocho años trabajando de secretaria. Sólo me hacen contratos temporales, por obra, de nueve meses. Y todo ello a pesar de que es un fraude manifiesto. Lo hacen porque así se ahorran las vacaciones que me corresponden", explica angustiada, ocultando su nombre por miedo a represalias.
Pero éste no es el único fraude del que es víctima. Su jefe es propietario de dos empresas. A María siempre la contratan para el mismo puesto y para hacer el mismo trabajo. Sin embargo, cada vez la contratan con una sociedad diferente, alternándolas, para que la inspección no pueda descubrir la estafa. "He entrado en un círculo absurdo, ya sé que nunca me harán contrato fijo, pero con 51 años ¿dónde me voy?".
María ha intentado dejar su empresa en varias ocasiones, pero todo ha sido inútil. "He hecho varias entrevistas de trabajo y sé que no es por falta de conocimientos ni de experiencia, pero tengo en contra la edad. Ante eso no puedo hacer nada. He realizado todos los cursos del mundo, pero llegada una edad no sirven de nada".
Lleva ya más de 10 contratos en sólo ocho años, y gana 1.050 euros. "Llega un momento en que te cabreas, y piensas: no voy a seguir, lo voy a dejar... Pero mi sueldo en casa es muy necesario. Ya he asumido que nunca tendré vacaciones como otros trabajadores", se lamenta.
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