Soldados israelíes matan a dos supuestos miembros de Yihad Islámica
El ataque se produce horas después de un anuncio de alto el fuego
La sangre sigue corriendo en los territorios palestinos ocupados por Israel. Dos supuestos militantes de Yihad Islámica murieron anoche en un tiroteo con soldados hebreos en Qabatiye, pueblo cisjordano próximo a Yenín y cuna del suicida que el miércoles mató a cinco civiles en Hadera. El movimiento fundamentalista respondió lanzando dos cohetes Kasam desde Gaza, con lo que quebró un alto el fuego -pactado tres horas antes con la Autoridad Nacional Palestina- condicionado a que Israel cesara en sus represalias.
Testigos palestinos citados por la edición electrónica del diario Haaretz aseguraron que soldados israelíes acorralaron, tras la puesta de sol, a varios hombres en el interior de una vivienda de Qabatiye. El Ejército andaba a la caza de un presunto cerebro del sangriento atentado en el que murieron cinco israelíes y que desató la vigente explosión de violencia, una de las más graves desde que las facciones palestinas acordaran un alto el fuego el pasado febrero en Sharm el Sheij (Egipto). Se ignoraba anoche si el organizador de aquel atentado era una de las dos víctimas mortales. Otras ocho personas fueron heridas.
Sólo tres horas antes, Yihad Islámica había anunciado un pacto con la Autoridad Nacional Palestina (ANP) para detener los lanzamientos de cohetes Kasam desde Gaza. Pero el acuerdo estaba condicionado a que los militares israelíes cesaran en sus contundentes represalias, que han costado la vida a 10 personas entre activistas y ciudadanos palestinos en los últimos cuatro días. Jaled al Batch, uno de los cabecillas del grupo fundamentalista en la franja mediterránea, comentó a la agencia Reuters que su organización cumpliría el compromiso de alto el fuego a trancas y barrancas en vigor de febrero, aunque añadió: "El acuerdo de mantener la calma debe ser bilateral". El Ejecutivo de coalición entre el conservador y nacionalista Likud y los laboristas no se dio por aludido.
Calma tensa
Desde la madrugada del domingo, la aviación hebrea había permanecido en tierra tras los bombardeos que durante las jornadas precedentes han destrozado varias carreteras en las cercanías de Beit Hanun y Beit Lahia, en el norte de Gaza. También Yihad Islámica había cesado al mediodía de ayer (una hora menos en la España peninsular) en sus ataques con proyectiles artesanales sobre Sderot, la ciudad del sur de Israel objetivo predilecto de los morterazos del grupo fundamentalista y de Hamás, que se mantiene al margen de las escaramuzas de estos días.
Tras la operación militar israelí en Qabatiye, Yihad Islámica no se demoró en ofrecer su respuesta habitual. Las Fuerzas Armadas israelíes y el propio grupo radical palestino confirmaron la caída de dos proyectiles Kasam en el sur del Estado judío.
Era previsible que el brevísimo paréntesis sin violencia no se prolongaría después de las amenazas vertidas por el ministro de Defensa hebreo, Saul Mofaz: "Haremos la guerra a Yihad Islámica hasta que hayamos liquidado su capacidad para cometer atentados suicidas", declaró ayer por la mañana tras la reunión del Consejo de Ministros.
El Gobierno palestino se había dirigido a representantes de Egipto y del Cuarteto -formado por Naciones Unidas, Estados Unidos, Rusia y la Unión Europea- para que presionara al Gobierno de Ariel Sharon con el fin de restaurar la calma. Sin embargo, la gestión diplomática no fructificó.
A menos de tres meses de las elecciones legislativas palestinas, previstas para el 25 de enero, el panorama se complica para la Autoridad Palestina. Yihad Islámica no se presenta a los comicios, a diferencia de Hamás, que ha ganado decenas de miles de adeptos en los últimos años y que supone ya una seria una amenaza para Al Fatah, el partido del presidente, Mahmud Abbas. Muchos analistas políticos aseguran que la tregua que Hamás sostiene está vinculada a su pretensión de competir en la arena electoral, pese a la insistencia de varios ministros del Ejecutivo de Ariel Sharon de que su participación es intolerable.
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