Sharon prosigue con su castigo a los palestinos tras el atentado suicida de Hadera
Los lanzamientos de misiles sobre Gaza, los aviones rompiendo la barrera del sonido, el despliegue de soldados y artillería alrededor de la franja, las redadas nocturnas y la clausura de los territorios ocupados palestinos son los castigos colectivos que el Gobierno israelí ejecuta tras el atentado terrorista del miércoles en Hadera, ciudad en la costa mediterránea en la que perecieron cinco civiles israelíes, además del suicida.
Varios dirigentes judíos aseguraron que los asesinatos de supuestos terroristas -en la noche del jueves murieron tres activistas de Yihad Islámica en el campo de refugiados de Yabalia junto a cinco transeúntes alcanzados por un misil y horas después otro miliciano de las Brigadas de los Mártires de Al Aqsa corrió la misma suerte- continuarán hasta desmantelar la estructura armada de los grupos fundamentalistas Hamás y Yihad Islámica, que ayer lanzaron varios cohetes Kasam sobre suelo israelí y que reiteran que su venganza será sangrienta. Anoche, el Ejército israelí lanzó otros dos ataques aéreos al norte de Gaza.
La violencia sobre el terreno ha hecho olvidar el precario alto el fuego que reinaba desde febrero, producto del pacto entre el presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Mahmud Abbas, y los grupos radicales. E idéntico discurso al del pasado más reciente, el de los últimos años de Yasir Arafat, vuelve a escucharse en los labios de los gobernantes hebreos. El ministro de Defensa, Saul Mofaz, declaró ayer en una entrevista en el diario Yediot Ahronot que no está seguro "de que pueda llegarse a un acuerdo con la actual dirección palestina". "La ANP no es un interlocutor para nosotros. Abbas es un hombre sin apoyo en su pueblo. Tendremos que esperar", añadió, "hasta la siguiente generación".
Medidas unilaterales
El Ministerio del Interior palestino replicó que "los actos terroristas de Israel no contribuyen a restaurar la seguridad". Saeb Erekat, jefe de los negociadores de la ANP, indicó a Reuters: "Creo que quien no es socio para la paz es Israel, que se caracteriza por sus medidas unilaterales".
El ministro de Asuntos Exteriores hebreo, Silvan Shalom, también se sumó al lenguaje de la era en que Arafat malvivía encerrado en la Mukata de Ramala. "Abbas no tiene intención de desarmar a las facciones palestinas, e incluso permitirá la participación de Hamás en las elecciones de enero, a pesar de que ello contradice los Acuerdos de Oslo", aseguró el jefe de la diplomacia israelí a una emisora local.
Los dirigentes palestinos afirman, y lo confirman organismos de la ONU, que la expansión de las colonias judías en Cisjordania, también prohibida por los pactos de Oslo, no ha cesado desde el apretón de manos entre Isaac Rabin y Arafat en septiembre de 1993.
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