El FBI contra el cine
Los cineastas de Hollywood que quieran filmar una secuencia de sexo, aunque sea simulado, deberán declarar previamente por escrito los nombres y edades de quienes vayan a intervenir en su filmación. El secretario de Justicia Alberto Gonzales declara que "la lucha contra la obscenidad es de máxima prioridad", lo que matizó más tarde con otra pomposa declaración: "La máxima prioridad es, desde luego, la lucha contra el terrorismo, pero la pornografía también requiere atención prioritaria". En palabras de un portavoz del FBI, se perseguirá todo material filmado "con propósito de lascivia y con ausencia de mérito artístico". Estamos, pues, de nuevo, ante la delirante sinrazón de la censura: ¡agentes del FBI opinando sobre la calidad artística de un polvo! Cuentan, sin embargo, que hasta los propios agentes del FBI encargados de esta persecución han recibido el encargo con humor, reconociendo que tendrían que comenzar por requisar material pornográfico en sus propias casas. Lo malo es que van en serio. Incluso pretenden aplicar la ley retrospectivamente desde 1995. ¿Y por qué no desde antes?
Según esto, en Hollywood no se hubiera podido filmar, por ejemplo, la bonita secuencia de cama de 7 vírgenes, la película española que, por cierto, se puso a la cabeza en la lista de recaudaciones la pasada semana: ni el galardonado Juan José Ballesta ni su compañera de reparto Alba Rodríguez son aún legalmente mayores de edad, por lo que el nuevo proyecto de ley del señor Gonzales consideraría dicha secuencia como una incitación a la pedofilia.
De aplicarse retrospectivamente dicha ley, pedirían ahora la cabeza de Thom Fitzgerald, que en 1998 dirigió Beefcake, sobre la moda de publicar musculosos cuerpos masculinos semidesnudos en revistas especializadas, lo que hizo furor en los años cincuenta. Lo recuerda en su último número la revista de lujo, espléndidamente ilustrada, AGR, Coleccionistas de cine, en la que aparecen los fornidos torsos de, entre otros, Rock Hudson, Alain Delon, Burt Lancaster, Tony Curtis, Kirk Douglas, Steve Reeves..., algunos de ellos menores de edad en aquellos tiempos. Beefcake al paredón. Y puede que hasta el editor de la revista AGR.
Menos mal que en este último número ofrece otros reportajes. Uno de ellos, magnífico, sobre los "dibujitos" de Carlos Saura, es decir, sobre esas joyitas que dibuja y pinta durante los rodajes de sus películas. Especial atención merecen en la revista los "dibujitos" para su última película, Iberia, presentada en el festival de Valladolid. Por cierto, bastantes de las películas que en la Seminci se han presentado serían perseguidas por el señor Gonzales y la dura mano del FBI. ¡Qué disparate!
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