Saramago alerta de la violencia e indisciplina en las escuelas

La violencia, la indisciplina y la falta de autoridad se han adueñado de las escuelas, situaciones que en ocasiones desembocan en la humillación y el escarnio público de los profesores, denunció ayer en Buenos Aires el premio Nobel de Literatura José Saramago durante la primera de las conferencias sobre Educación que organiza la Fundación Santillana en la capital argentina. El escritor añadió que la sociedad prefiere no abordar el problema "y mira hacia otro lado porque sería demasiado doloroso admitir lo que está sucediendo".

Bajo el epígrafe Qué sociedad queremos, qué gentes necesitamos, Saramago disertó el pasado lunes por la noche (madrugada del martes en España) sobre la situación actual de la enseñanza. En su opinión se ha sustituido de manera errónea la palabra "instrucción" por "educación". "La escuela puede instruir a sus alumnos pero no puede educarlos porque ni tiene medios ni es su finalidad", aseguró. Como ejemplo, el escritor expuso cómo familias con padres analfabetos pueden educar a sus hijos aunque éstos estén sin instruir y cómo jóvenes instruidos pueden carecer de educación.

Saramago añadió que el problema al que se enfrentan las sociedades modernas es que la escuela ha dejado de instruir a los niños y jóvenes porque ha caído en una anarquía motivada por la pérdida de autoridad de los profesores, quienes se ven impotentes para asentar las condiciones en las que pueden transmitir su saber a los alumnos. "Se llega a situaciones terribles como el que existan detectores de metales para impedir que un alumno pueda ingresar en el aula con una pistola", destacó.

El escritor abogó para que se aprenda a vivir en sociedad lo "que pasa por el reconocimiento de los límites". "No caeré en el error de decir que todo tiempo pasado fue mejor, porque no lo fue, pero sí digo que el tiempo presente debería ser mejor", concluyó. Los próximos participantes en este ciclo serán el ex presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) Enrique Iglesias, el intelectual italiano Giovanni Sartori y el pensador y docente argentino Gregorio Weinberg.