Los iraquíes aprueban la Constitución a pesar del rechazo de la minoría suní
El resultado de la votación revela una profunda división entre comunidades étnicas y religiosas
Irak ya tiene nueva Constitución. Un 78,59% de los electores se pronunció a favor del documento en el referéndum del pasado día 15, según anunció ayer la Comisión Electoral. Sin embargo, el desglose del voto por provincias revela una profunda división entre las distintas comunidades que integran el país. A pesar de su numerosa participación en contra, los árabes suníes (un 20% de la población) no lograron bloquear una Carta Magna que perciben como una imposición exterior que beneficia a los árabes chiíes y a los kurdos (60% y 20%, respectivamente). Su descontento presagia más violencia.
Mientras que en algunas provincias chiíes y kurdas el respaldo a la Constitución alcanzó entre el 95% y el 99%, en Al Anbar, uno de los feudos árabes suníes, el 96,96% se opuso a ella. Igual sucedió en Saladino, la provincia natal de Sadam Husein, donde el voto negativo alcanzó el 81,75%. También el no ganó finalmente en Nínive, pero el 55,08% de sufragios contrarios al texto constitucional quedó lejos de los dos tercios requeridos por la ley para que el rechazo de las tres provincias hubiera impedido su aprobación. En la cuarta provincia con una importante población suní, Diyala, ganó el sí por un estrecho margen de dos puntos.
"Los resultados han sido manipulados en Nínive y otras provincias", se apresuró a denunciar Husein al Faluyi, uno de los árabes suníes que participó en la redacción del texto constitucional. "Es una farsa", manifestó por su parte Saleh al Mutlaq, portavoz del también suní Consejo para el Diálogo Nacional, quien acusó al Gobierno de haber hecho desaparecer algunas urnas para reducir el peso del no.
La Comisión Electoral desmintió tal posibilidad. "No ha habido casos de fraude que puedan afectar al resultado del voto", declaró su portavoz, Farid Ayar, al presentar los resultados oficiales del referéndum. "Son precisos y honestos", subrayó antes de precisar que se habían computado de acuerdo con normas internacionales.
La responsable electoral de la ONU en Irak, Corina Perelli, respaldó el trabajo de la Comisión iraquí. "El recuento se ha auditado, controlado, y se ha realizado de acuerdo con los estándares más altos", manifestó Perelli. "El resultado es correcto y se ha comprobado con los procedimientos que todos seguimos cuando tenemos elecciones", concluyó.
Pocas esperanzas
Pero incluso con estas garantías, la Constitución aprobada resulta insuficiente para convencer a los árabes suníes de que participen en el proceso político en marcha, lo que aleja las esperanzas de reducir la violencia. La mayoría de los insurgentes pertenecen a esa comunidad, que recela tanto del federalismo como del reparto de los beneficios del petróleo que se consagran en el documento. Los suníes temen que si chiíes y kurdos proclaman sus respectivas autonomías, sus provincias queden aisladas sin recursos propios, lo que equivaldría de hecho a la partición del país.
El problema deriva de la ambigüedad del texto constitucional. La naturaleza del sistema federal no está definida, por lo que existe la posibilidad de una superregión chií en el sur. El International Crisis Group, una organización sin ánimo de lucro que se dedica a la resolución de conflictos, propone que se limite a cuatro el número de provincias que pueden formar una de esas regiones autónomas, para evitar el aislamiento de los suníes. Es una posibilidad que aceptan algunos políticos chiíes como el diputado y ex gobernador de Basora Wael Abdel Latif.
Los expertos coinciden en que existe cierto margen de maniobra, siempre que exista voluntad política. Al menos un tercio de los 140 artículos de la Carta están pendientes de leyes que los desarrollen, y además a última hora se introdujo la posibilidad de que la nueva Asamblea Nacional enmiende el documento.
Sin embargo, este gesto sólo ganó el respaldo de un grupo suní, el Partido Islámico. Y es que también existen otros puntos contenciosos como la desbaazificación que establece el artículo 7. Aunque los chiíes fueron mayoría en el partido Baaz, los suníes sospechan que intenta mantenerles apartados de la Administración del Estado.
En un nuevo mensaje de desafío al orden político post-Sadam, la insurgencia atentó ayer contra el corazón del Kurdistán iraquí, una región que hasta ahora se había librado de la violencia. Dos coches bomba conducidos por suicidas mataron a 13 personas, una decena de ellos peshmergas, como se conoce a los miembros de las milicias kurdas.
El día anterior, otros tres suicidas estallaron sus vehículos en el centro de Bagdad y mataron a 20 personas en una operación asumida por Al Qaeda en Irak y destinada a obtener la máxima visibilidad, ya que se dirigió contra dos hoteles en los que suelen alojarse periodistas extranjeros. Según un comunicado publicado en Internet, cuya veracidad no está comprobada, los atentados en el centro de la capital iraquí fueron cometidos contra "el sucio puerto de los agentes de inteligencia y de los [agentes] privados de las compañías de seguridad de EE UU, Gran Bretaña y Australia". La nota añade que, "pese a todas las medidas de seguridad, nuestro grupo consiguió reconocer la zona y recolectar información para romper las barreras". En otro comunicado, Al Qaeda reivindicó el secuestro de dos empleados de la Embajada de Marruecos en Bagdad, que habían sido dados por desaparecidos.
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