Giovanni Levi advierte contra el revisionismo y contra la marginalidad de los historiadores

El historiador italiano Giovanni Levi afirmó ayer que cada país crea su propio modelo de revisionismo y que todos son peligrosos. El profesor relacionó el fenómeno con la incapacidad de los historiadores para responder a las tesis lanzadas desde los medios de comunicación. Levi abrió la semana de actos culturales de los Premis Octubre, en la que 165 invitados reflexionarán sobre pensamiento, historia y nuevas formas de comunicación. El sábado se celebrará la cena de entrega de los premios en las categorías de ensayo, narrativa, poesía teatro y periodismo de investigación.

Levi (Milán, 1939), profesor en la Universidad Ca'Foscari de Venecia, uno de los padres de la microhistoria, habló de cuatro modelos de revisionismo. El más incómodo, probablemente, fue el de Israel. El historiador italiano aseguró que la obra de Primo Levi (1919-1987, Turín) no fue editada allí hasta los años 60, unos 15 años después de que el escritor publicara Si esto es un hombre. Los libros autobiográficos de Primo Levi rompían la imagen de los judíos como hombres "fuertes" que el Gobierno sionista estaba decidido a crear. La forma de presentar la expulsión de los palestinos, prosiguió Giovanni Levi, sin respetar los hechos históricos contrastados, sería el segundo ejemplo de revisionismo en Israel.

El profesor de Historia Moderna dio la charla en una sala del Palau de Pineda, sede de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, ante un público formado mayoritariamente por estudiantes universitarios. El segundo modelo de revisionismo que presentó fue el de Italia, que describió como devaluador y neoliberal. Consiste, según Levi, no en mejorar la imagen que existe del fascismo, sino en igualarla en maldad con la de la resistencia antifascista. El objetivo, "devaluarlo todo", coincidiría con la tendencia neoliberal de eliminar los vínculos con el pasado.

El historiador vinculó el modelo revisionista en España a la polémica surgida en torno a la tramitación del Estatut catalán; el choque entre la revaluación del "pasado imperial" y el del "conjunto de naciones que formaron la España de hoy".

El modelo más "complejo", según reconoció Levi, es el de El Vaticano, que consistiría en compaginar la infalibilidad de la Iglesia con el reconocimiento de que todos los hombres, incluidos los Papas, son pecadores.

El profesor considera preocupante la incapacidad de los historiadores "serios", que tardan años en elaborar un libro, en responder al "bombardeo" revisionista lanzado desde los medios de comunicación. Levi reflexionó también sobre la marginalidad a la que se dirigen los historiadores; si consiguen vender 1.000 ejemplares de una obra, se considera un éxito. Levi defendió la utilización de otros medios de comunicación para difundir las investigaciones, y reflexionó sobre el hecho, que considera un error, de que la historia aborde la realidad de forma "lineal", "neoclásica", "positivista", cuando el siglo XX, primero la literatura y después el resto de ciencias sociales, han puesto de manifiesto la "fragmentación del hombre".