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El juez da marcha atrás en el caso de la pequeña Charlotte Wyatt

La orden revocada permitía no prolongar artificialmente la vida al bebé desahuciado

El juez Hedley, del Tribunal Superior del Reino Unido, levantó ayer la orden dictada por él mismo hace ahora un año por la que permitía a los médicos no prolongar artificialmente la vida a la pequeña Charlotte Wyatt si se agravaba su condición. Charlotte -nacida hace justo dos años con graves daños cerebrales, pulmonares y renales- vive sometida a constantes sufrimientos. En la orden de hace un año, los médicos quedaban expresamente autorizados a no someter a la pequeña a respiración asistida si empeoraba su salud.

El juez tomó esa decisión a la luz de los desacuerdos entre los padres de la pequeña, Darren y Debbie Wyatt, y el médico de Charlotte, el Doctor K, que no puede ser identificado por razones legales. Los padres, fervientes creyentes, exigían que la niña fuera "resucitada", es decir, sometida a respiración asistida, incluso si los médicos la daban por desahuciada y creían que el mantenerla con vida no hacía más que aumentar el sufrimiento de Charlotte.

El juez levantó ayer la orden a petición de los padres y a la vista de la leve mejoría de la pequeña, que, según Darren y Debbie es capaz de sonreír e intenta hablar. Pero el único cambio de hecho es que los médicos están ahora obligados a consultar con la familia el tratamiento de Charlotte, pero siguen teniendo la potestad de no someter a la pequeña a respiración asistida en caso de recaída si consideran que esa medida va a causar sufrimientos innecesarios a Charlotte. La pequeña vuelve a ser jurídicamente un paciente como otro cualquiera. La orden judicial de hace un año lo único que perseguía era garantizar a los médicos su potestad legal a tomar las medidas que consideraran necesarias aunque fuera contra el criterio de los padres.

"Es el mejor regalo de cumpleaños que podíamos hacer a Charlotte", declaró la madre de la niña, que ayer cumplió dos años y que, a pesar de su mejoría, sigue teniendo el desarrollo de un bebé de tres meses.

Pero el juez ha dejado claro que el doctor que atiende a Charlotte no está a las órdenes de la familia. "Tiene que actuar de acuerdo con lo que crea que es lo mejor para la niña, ni más ni menos", sostiene la orden del juez Hedley. "Al hacer eso, sin embargo, los deseos de los padres deberían ser atendidos en la medida en que lo permita el buen juicio profesional y la conciencia, pero no más", advierte el juez.

Daniel Sokol, un experto en ética médica, opinó ayer que, aunque la orden judicial de hace un año ha sido levantada, el juez ha reforzado la validez de las directrices médicas existentes. "Los médicos han de actuar buscando lo mejor para el paciente. Si creen que la respiración asistida es inútil o que no sería lo mejor para el paciente, no están obligados a llevarla a cabo", precisó.

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