Sin lecturas políticas
Uno se queda estupefacto cuando lee a uno de los abogados de los menores condenados por el caso Jokin y comprueba que intenta explicar el nuevo giro del caso en base a consideraciones políticas, pretendiendo homologar sus circunstancias a las de otros jóvenes vascos enjuiciados por la Audiencia Nacional. Con ello introduce, forzada y alevosamente, la figura de la persecución política, que siempre da juego en un país tan sensibilizado en la cuestión como el nuestro.
En el otro extremo, un conocido articulista del diario Abc también ha pretendido sacar partido del sufrimiento ajeno, arrimando el ascua a su habitual sardina política antivasca. No compliquemos las cosas, sobre todo cuando son tan terriblemente simples como que un chaval fuera vejado y humillado física y psíquicamente de forma continuada, hasta a entender el suicidio como una liberación. Ese y no otro sigue siendo el quid de la cuestión, y el único debate político moralmente admisible debería ser el de qué medios emplear para detectar precozmente los casos de bullying y evitar así que casos como el de Jokin vuelvan a producirse.
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