Alonso desata el furor y se larga
El piloto provoca avalanchas entre el público y abandona a los 10 minutos el cóctel de bienvenida
Como un bólido, así se comportó exactamente ayer el piloto Fernando Alonso, premio Príncipe de Asturias del Deporte, durante los actos de la mañana. Todo está muy medido y muy comedido por parte de la organización, pero poco se pudo hacer ante las avalanchas y los agobios a los que se vio sometido el campeón mundial de Fórmula 1.
Se presentó media hora antes de la primera recepción del príncipe Felipe a los premiados vestido con traje azul y pelo revuelto, como si se acabara de quitar el casco. Recogió la medalla, saludó lo justo a sus compañeros de galardón y, a puerta cerrada, entre las autoridades y los patronos de la Fundación Príncipe de Asturias, tan sólo aguantó 10 minutos de vida social en la recepción previa a la ceremonia que ofrecieron el heredero y la reina Sofía.
Carmen Balcells viajó desde Barcelona y fue cálidamente recibida por la reina Sofía
Se retiró a la habitación a descansar antes de acudir al teatro Campoamor, después de haber sido recibido en las puertas del hotel Reconquista por una multitud entusiasta y tras sortear 15 coches de periodistas que le esperaban en la puerta de su casa. Con la baja de doña Letizia, Alonso se convirtió ayer en el centro de todos los focos, y eso que su jornada triunfal será hoy, cuando comparezca ante sus paisanos en un coloquio -para el que se agotaron más de 2.000 entradas en media hora- en el Auditorio Príncipe Felipe de Oviedo y que se celebrará antes de que salude desde el balcón de la sede de Cajastur, en la plaza de la Escandalera.
Los demás tuvieron un día más tranquilo. Tamara Rojo fue la última en llegar a Oviedo y se mostró "honradísima" por el premio. "Espero estar a la altura de merecerlo", dijo en rueda de prensa posterior a la que dio anteayer su compañera de premio, Maya Plisétskaya. Ambas ofrecerán hoy una gala en el Campoamor. Rojo interpretará el Paso a dos de Don Quijote, con coreografía de Marius Petipa, acompañada por Iñaki Urlezaga, y Cinco valses de Brahms a la manera de Isadora Duncan, de Frederick Ashton. Entre una y otra representación, Plisétskaya dará vida a la coreografía Ave Maya, que Maurice Béjart concibió hace cinco años como regalo a la bailarina por su 75 aniversario, informa Javier Cuartas.Nélida Piñon fue feliz ayer junto a sus editoras, Isabel de Polanco y Amaya Elezcano, y su agente, la gran Carmen Balcells, que viajó desde Barcelona en coche y fue cálidamente recibida por la reina Sofía al entrar a la recepción, donde su presencia de mamá cálida y entrañable provocó un revuelo equiparable al de Alonso.
En un rincón, todas juntas, como una piña, estaban también las monjas de las Hijas de la Caridad de San Vicente Paúl, premio de la Concordia, rodeando a la madre superiora, Evelyne Franc, mientras en las mesas de alrededor se agolpaban los demás galardonados de los institutos culturales europeos, el científico portugués Antonio Damasio, la activista Simone Veil (Cooperación Internacional) o el sabio Giovanni Sartori (Ciencias Sociales).
Todos ellos estuvieron permanentemente rodeados de miembros de la Real Academia Española, como Carmen Iglesias o su director, Víctor García de la Concha; ex ministras de todos los colores, como Carmen Alborch -rojo intenso- y Pilar del Castillo -en tono suave liberal-; banqueros como Emilio Botín y su esposa, Paloma O'Shea; el arquitecto Norman Foster y su esposa, Elena Ochoa; empresarios como Isidoro Álvarez; presidentes autonómicos como el anfitrión asturiano, Vicente Álvarez Areces, y su vecino, el cántabro Miguel Ángel Revilla, con los dientes largos: "¡Qué envidia me dan estas cosas!", decía.
También se vio a escritores como Belén Gopegui y J. J. Armas Marcelo; directores de teatros como Miguel Muñiz, del Real de Madrid; el coreógrafo Ricardo Cué, y deportistas de leyenda como Severiano Ballesteros y Juan Antonio Corbalán.
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