Eficaz 'western' galáctico

Basado en una (poco exitosa) serie para televisión de Josh Whedon, el creador de cosas como Buffy, la cazavampiros o Angel, Serenity es un curioso, incluso entretenido, pasatiempo que, con ropajes de ciencia-ficción, esconde en realidad una estructura narrativa que mezcla con desparpajo el universo del western clásico (una banda de outlaws que se dedican a vivir al día, realizando trabajillos de poca ralea, por toda la galaxia) con elementos fantásticos y situaciones de anticipación científica. Su detonante, lo vemos en la primera secuencia del filme, es la extraña fuga de una magnética adolescente (Summer Glau) con poderes extrasensoriales (en realidad, también una auténtica máquina de matar), y su sentido, la búsqueda de la joven, emprendida por, por qué no, alguaciles a sueldo del Poder, así, con mayúsculas.

Una y otra parte de la ley, pues, son las que se enfrentan, y lo que cuenta el filme, la historia de ese enfrentamiento, además de otras atrocidades, como mutaciones genéticas, caníbales interestelares y otras pavorosas criaturas, todo ello al ritmo de una endiablada persecución por esos mundos de Dios. Es una lástima que la imaginación que le han echado sus autores al alumbramiento de la criatura no se contagiara también a una dirección más bien plomiza y rutinaria, que hace de las secuencias de acción y mucho efecto digital casi lo más interesante del asunto: se nota demasiado, por lo demás, que la historia necesitaría de una continuación para comprenderse mejor. Pero lo agradecerán los amantes de la ciencia-ficción y, en general, del fantástico, tan desasistidos como están habitualmente de propuestas inteligentes.