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Reportaje:

Células embrionarias sin embriones

Dos equipos científicos obtienen líneas celulares en ratones para esquivar las objeciones éticas

Los científicos han ideado dos nuevas técnicas para obtener células madre embrionarias en ratones, una de las cuales evita la destrucción del embrión. Este avance podría introducir cambios imprevistos en el debate político sobre la investigación con células madre humanas. La destrucción de embriones es una de las principales objeciones de los detractores de la investigación con células madre procedentes de embriones humanos, que se oponen a la financiación pública de estas investigaciones.

La segunda nueva técnica manipula los embriones para que sean inviables para implantarse en el útero. Algunos ven esta técnica como una posible ventaja ética para determinados tratamientos que se han propuesto, pues convierte las células cutáneas de una paciente en células embrionarias y, posteriormente, en nuevos tejidos para reparar el cuerpo, pero con la ventaja de que no pueden ser considerados embriones viables. Ambos métodos se presentaron ayer en la edición digital de la revista Nature.

Una de las técnicas evita la destrucción de embriones y la otra crea embriones inviables
Las dos nuevas técnicas deben demostrarse en humanos, y esto puede tardar meses o años

La primera técnica, que permite la creación de células madre embrionarias sin poner en peligro al embrión, todavía debe adaptarse a las personas. Pero los ratones y los seres humanos tienen un desarrollo embrionario muy similar. "No se me ocurre ningún motivo por el que la técnica no vaya a funcionar en seres humanos", afirma Brigd L. M. Hogan, embrióloga de la Universidad de Duke. Si funcionase en las personas, lo cual podría tardar muchos meses en determinarse, la técnica tal vez produciría una división en los detractores del uso de embriones humanos, pues una cosa es crearlos, aunque sean inviables, y otra destruir los que se han obtenido como embriones sobrantes de los programas de fecundación in vitro.

Hasta ahora, el único modo de obtener células madre embrionarias consistía en romper el embrión antes de que se implantara en el útero, una fase en la que se le denomina blastocito, y extraer la masa celular interna, cuyas células forman todos los tejidos del cuerpo humano. Aunque los blastocitos utilizados en el procedimiento son los que rechazan las clínicas de fertilidad para su implantación, muchos detractores de estas técnicas afirman que la destrucción de cualquier embrión es un error.

La primera alternativa ha sido desarrollada por el equipo de Robert Lanza, de la empresa de biotecnología Advanced Cell Technology. Este grupo ha recurrido a un método distinto para generar células madre embrionarias que pueden obtenerse sin comprometer la viabilidad del embrión. Los investigadores permitieron que un óvulo de ratón fertilizado se dividiera tres veces hasta alcanzar ocho células, una fase anterior al momento en el que el embrión se convierte en blastocito.

Primero extrajeron una de esas células, y luego consiguieron que crecieran en probetas y formaran células con las mismas propiedades esenciales que las células madre embrionarias obtenidas de la masa celular interna. El embrión de siete células se implantó en el útero del ratón y creció satisfactoriamente a término. Se sabe que esta parte del procedimiento también funciona con seres humanos, ya que es la base de un ensayo muy consolidado conocido como diagnóstico genético preimplatacional. En este procedimiento, se extrae una célula a los embriones obtenidos en tratamiento de fecundación para analizar si son portadores de alguna anomalía genética, entre 150 posibles, lo cual permite a los padres seleccionar los embriones sanos.

Markus Grompe, un destacado científico de las células madre y católico, que apoya las enseñanzas eclesiásticas que no aceptan la destrucción de embriones, alaba el enfoque de Lanza, siempre que la célula extraída no se convierta en un embrión por sí sola. "Me parece claramente menos censurable que la abierta destrucción del embrión", afirma Grompe, que estudia las células madre hepáticas. En respuesta a las reservas de Grompe, Lanza dice que nunca se ha demostrado que los blastómeros humanos individuales, como se conoce a las células en esta fase, creen embriones viables.

Si se demuestra que la técnica de Lanza funciona en seres humanos a lo mejor sirve para algo más que para aportar a los investigadores una nueva fuente de células. Podría permitir a todos los niños nacidos en el marco de un programa de diagnóstico preimplantacional disponer de su propia línea de células embrionarias almacenadas para el futuro.

El otro método alternativo para obtener células madre resuelve una objeción ética para la clonación terapéutica, la idea de tratar a los pacientes con nuevos tejidos generados a partir de sus propias células. Las células se obtendrían extrayendo el núcleo de una célula cutánea del paciente e inyectándolo en un óvulo humano cuyo núcleo se habría extirpado. El óvulo se convierte en un blastocito, del que pueden obtenerse células madre embrionarias del modo habitual. Los detractores sostienen que esta técnica de transferencia nuclear crea embriones sólo para destruirlos. Para rebatir esta objeción, Alexander Meissner y Rudolf Jaenisch, del Whitehed Institute de Cambridge,Massachussets, crearon embriones de ratón por transferencia nuclear que son incapaces de implantarse en el útero. Lo hicieron desactivando un gen del núcleo de la donante necesario para el proceso de implantación. El gen se volvió a activar más tarde, ya que es necesario para la formación de tejidos intestinales.

Los científicos esperan que estos enfoques alternativos en la investigación con células madre embrionarias atenúen los obstáculos políticos que hay en su camino, pero tampoco quieren verse obligados a abandonar los métidos que ahora se aplican a partir de embriones congelados antes de que se demuestre que los nuevos funcionan. Irving Weissman, biólogo de células madre de Stanford, señala en un análisis en Nature que en el Congreso de EE UU se han solicitado moratorias para la creación de nuevas líneas de células madre hasta que se hayan adaptado las dos técnicas en seres humanos, una perspectiva que describe como "muy especulativa".

La empresa de Lanza, Advanced Cell Technology, es muy conocida en el terreno de la clonación, ya que ha obtenido sólidos logros, además de otros para llamar la atención, como permitir que se desarrolle un núcleo humano hasta fases muy tempranas en el óvulo de una vaca. El director de la empresa, Michael West, como fundador de Geron, inició el apoyo a la investigación que condujo a la primera obtención de células madre de embriones humanos. Se necesitará mucha más investigación y quizá varios años antes de que Advanced Cell Technology y otros puedan decir si el nuevo método funciona en humanos y hasta qué punto se podrá aplicar.

© The New Nork Times

Salud

La investigación del potencial curativo de las células madre se ve entorpecida por las objeciones éticas que plantea el uso de embriones humanos para su obtención. Dos nuevas vías alternativas -probadas de momento sólo en ratones- permitirían obtener sin estos escollos las preciadas células que podrían regenerar todo tipo de tejidos y órganos.

Robert Lanza, uno de los dos autores de las investigaciones.
Robert Lanza, uno de los dos autores de las investigaciones.AP
Rudolph Jaenisch, uno de los dos autores de las investigaciones.
Rudolph Jaenisch, uno de los dos autores de las investigaciones.AP

Dilemas éticos y salidas a un punto muerto

Si no hubiera controversia sobre las células madre de embriones humanos, Rudolf Jaenisch, del Massachusetts Institute of Technology, y George Daley, de la Harvard Medical School, quizá nunca habrían iniciado sus experimentos. Pero estas células se extraen de embriones humanos, y obtenerlas requiere que los embriones sean destruidos. La objeción moral planteada es que eso es acabar con la vida humana. Daley y Jaenisch se preguntaron si podían conseguirlas de otro modo, creando grupos aberrantes de células que contengan células madre pero que nunca podrían sobrevivir más de una semana. La idea era producir células embrionarias sin los embriones y contentar a casi todo el mundo.

La idea también ha atraído a otros científicos, entre ellos Markus Grompe, director del Oregon Stem Cell Center, quien dice que por primera vez está a punto de iniciar un trabajo con células madre de embriones humanos, pues el nuevo método le ofrece la posibilidad de hacerlo sin violar sus principios morales. "Algunos creen que es la única vía ética. Otros lo consideran el único método práctico".

Todos coinciden en que ha habido un punto muerto ético. Por un lado están quienes, como Grompe, dicen que la vida humana es un continuo que empieza con un óvulo fertilizado. Un embrión humano es una vida, y creen inaceptable destruirlo para extraer sus células madre. En medio están los que piensan como Daley, quienes consideran que los embriones humanos tienen "una condición moral única" que hay que respetar. El uso de células madre de embriones humanos para hallar formas de aliviar el sufrimiento "es respetuoso con su condición moral única", y aceptan la compensación ética. Otro grupo, que incluye a Jaenisch, dice que para ellos no existe un cálculo de medios y fines. Los embriones jóvenes son simples bolas de células microscópicas sin ninguna condición moral. A su juicio, no hay problema ético alguno.

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