Sueños rotos
Las trágicas imágenes que nos llegan de Ceuta y Melilla me remueven las entrañas. ¿Cómo es posible que en pleno siglo XXI miles de personas sean tratadas como esclavos? Sí, digo esclavos porque, salvando las distancias del tiempo, así son tratadas estas personas, atadas y abandonadas a su suerte en pleno desierto. Su delito es soñar con tener una vida mejor para ellos y para sus familias. Las causas son evidentes: la pobreza en que millones de personas viven en este continente africano explotado y abandonado. La actitud del Gobierno marroquí es inaceptable por vulnerar los más elementales derechos humanos. Pero la del Gobierno español, aun reconociendo la complejidad del tema, tendría que ser más enérgica y decidida. Las soluciones no son fáciles, pero pasan sin duda por implicar a la Unión Europea y a los países de la zona. Las vallas, por muy altas que sean, nunca podrán detener los sueños de millones de seres humanos.
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