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Tribuna:COYUNTURA INTERNACIONAL
Tribuna
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Contraste de previsiones

ÁNGEL LABORDA

Hace unas semanas comentaba en esta columna las previsiones macroeconómicas para 2005 y 2006 presentadas por el Gobierno en el proyecto de presupuestos para el próximo año. También el Fondo Monetario Internacional (FMI) había publicado las suyas algunos días antes. Son dos publicaciones importantes para los analistas, que aportan información sobre la política fiscal que pretende desarrollar el Gobierno y sobre el contexto internacional en que probablemente se desenvolverá la economía española a corto plazo. Por eso, éste suele ser uno de los momentos del año en que los analistas privados revisamos también a fondo nuestras previsiones. Hoy disponemos de las cifras del Panel de Previsiones FUNCAS, en el que participan catorce instituciones privadas españolas, a partir de las cuales pueden extraerse valores medios o de consenso, que vendrían a ser un buen indicador sintético de las expectativas económicas de los institutos o centros de análisis no gubernamentales. Los datos más significativos se presentan en los gráficos adjuntos.

Mis previsiones apuntan a un déficit exterior en torno al 10% del PIB para el próximo año

El consenso sitúa las previsiones de crecimiento del PIB en el 3,4% y 3,2% para 2005 y 2006, respectivamente. El FMI nos habla de dos décimas menos en cada uno de los dos años y el gobierno del 3,3% para los dos años. Como se ve, no hay grandes diferencias. Teniendo en cuenta que el último dato conocido, el del segundo trimestre de este año, daba una tasa interanual del 3,4%, podríamos decir que hay una percepción generalizada de que la coyuntura económica española no va a cambiar significativamente en lo que resta de este año y el próximo. Las cosas van a ir, más o menos, igual que ahora. No obstante, tanto las cifras del FMI como las de los analistas privados marcan una ligera desaceleración del crecimiento, indicativa de que el patrón que sigue la economía española ya no da más de sí y, además, que no es sostenible a medio y largo plazo. La cuestión es que los economistas podemos asegurar con bastante seguridad que dicho patrón no es sostenible, pero no sabemos con exactitud cuando podrían darse la vuelta las cosas.

Posiblemente el Gobierno también participa de este diagnóstico, aunque tiene que guardar las formas dando una cifra para el próximo año igual, como mínimo, a la de éste, por eso del efecto sobre las expectativas. Por eso mismo también, el cuadro del Gobierno es mucho más equilibrado (y, por tanto más sostenible en el tiempo) que el de los analistas privados. Hay en él mucha menos demanda interna, sobre todo consumo, y un sector exterior menos negativo. Es lo que querríamos todos, pero las cifras son tozudas, y ahí tenemos las de la balanza de pagos publicadas esta semana, con un déficit por cuenta corriente que, hasta julio, aumenta un 67% respecto al mismo periodo del año anterior. En el primer semestre del año se acumuló un déficit equivalente al 7,5% del PIB, y mis previsiones apuntan a una cifra de dos dígitos (un 10% del PIB) para el próximo año, nivel que sólo superaría ligeramente Islandia entre los países desarrollados, según el FMI. Un déficit de tal envergadura, y persistente año tras año, va a generar un nivel de endeudamiento desconocido. Hasta ahora, los participantes en el juego (sobre todo las instituciones financieras) se tranquilizan con estudios que concluyen que no hay problemas de solvencia. Puede que no los haya si la economía sigue creciendo al 3%, pero los economistas nos tememos que esta tasa, de la forma que se está obteniendo, no es sostenible. Más nos valdría a todos ser algo más precavidos.

Ángel Laborda es director de coyuntura de la Fundación de las Cajas de Ahorros (FUNCAS).

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