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Columna
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Hombres de uvas y vinos

Dentro del panorama nacional, el mapa de variedades de uvas es tan amplio que sería difícil enumerar todas, pero de vez en cuando conviene recordar variedades autóctonas y a quienes elaboran vino con ellas. Son gente sencilla que pocas veces figuran en los medios de comunicación y sus presupuestos no tienen ninguna partida dedicada a imagen y comunicación.

Al igual que ocurre en muchos sectores, pensamos que lo que viene de fuera es de mayor calidad que lo propio. Viene esto al caso por la uva syrah o shiraz, de las últimas en ponerse de moda, destronando a la histórica cabernet. En Francia la consideran una variedad propia del Valle del Ródano. Sus mostos amables y golosos, con el punto justo de complejidad, están conquistando el mercado y terrenos en la península, donde todo el mundo se ha lanzado a plantarla. Estaría bien recordar que los orígenes de tal casta son más universales, concretamente de la antigua Persia, donde empezó a viajar para implantarse al fin en el Ródano y desde donde viticultores franceses la han lanzado al exterior. Esta variedad se halla hoy plantada por todo el mundo vitivinícola.

España no iba a ser menos y la fiebre que recorre casi todas las denominaciones de origen hace que se abandonen otras variedades más lugareñas. En el Mediterráneo nos encontramos otra casta, la monastrell, más arraigada a nuestro entorno, concretamente a la zona de Murcia y a su Denominación de Origen Jumilla. En la última década, la perspectiva ha cambiado y de los vinos de granel se ha pasado a los tintos de calidad y cada vez con más prestigio internacional. Bodegas Agapito Rico abanderó las bondades de la monastrell con sus vinos etiquetados bajo la marca Carchelo. No tardarán en seguirle las demás bodegas de la zona, aunque en la actualidad ya se encuentran vinos de calidad, como los elaborados por Finca Luzón, Julia Roch e Hijos, Casa de la Ermita, Pedro Luis Martínez o la última incorporación de Bodegas Juan Gil.

Sin abandonar la cuenca del Mediterráneo, otras variedades apegadas al terreno, como la garnacha o la cariñena, son claros ejemplos del vino de terroir. La Denominación de Origen Montsant de Tarragona siempre ha estado bajo la sombra de sus famosos vecinos del Priorato, lo que les ha obligado a ser más agresivos al comercializar sus vinos, elaborados con las mismas uvas que las del Priorato y donde se puede dar el caso de que alguna bodega tenga sede en las dos denominaciones.

A las clásicas cooperativas de la zona se están uniendo en estos momentos bodegas familiares, marchantes del vino e incluso grandes grupos inversores. Ello habla del potencial de la zona, su terreno y las variedades autóctonas garnacha y cariñena. No se deben dejar de probar los vinos de Finca Joan d'Anguera, Bodegas Màs de la Abundancia y los clásicos Laurona y Venus.

Abandonar la elaboración de vinos dulces como las mistelas, los vermuts y rancios, en busca de tintos más modernos y potentes, que nos lleva a la Denominación Terra Alta, sin salir de la provincia de Tarragona y sin cambiar de uvas. Aunque cambien los gustos del consumidor, siempre tendremos que proteger el mapa ampelográfico si no queremos elaborar vinos clónicos por todo el mundo.

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