Una exposición repasa en Barcelona cuatro siglos de cerámica catalana
Azulejos, murales, objetos religiosos, botes de farmacia y vasijas de todo tipo, hasta un total de 114 piezas únicas de extraordinaria calidad, conforman El descubrimiento de la cerámica catalana en las colecciones privadas. Siglo XIV-XVIII, la primera exposición monográfica dedicada a la alfarería de Cataluña. La exhibición, que se presenta en la Fundación Godia (Valencia, 284. www.fundacionfgodia.org) hasta el 5 de enero, reivindica la originalidad de la producción catalana a través de una selección de piezas singulares, representativas de las técnicas y los motivos utilizados por los artesanos a lo largo de cuatro siglos.
Todas las obras, excluidas tres del Museo de Cerámica y un mural del siglo XVIII del Museo Vicens Ros de Martorell, proceden de una docena de colecciones privadas (incluida la Fundación Godia, que expone cinco piezas de su amplio fondo) y muchas de ellas se exhiben por primera vez. El montaje, diseñado por los arquitectos Max Llamazares e Iván Pomés, reduce el uso de vitrinas al mínimo indispensable y subraya el concepto de descubrimiento, creando microespacios que impiden la contaminación visual y, a pesar del gran numero de obras, permiten apreciarlas en toda su originalidad. El recorrido se divide en cuatro secciones temáticas vinculadas a la función de las piezas: higiene y farmacia, ámbito religioso, ornamento arquitectónico y espacio culinario.
"Hemos conseguido obras raras y excepcionales, habitualmente inaccesibles, como un aguamanil del siglo XV con asas en forma de salamandra y grifo metálico, del que existen sólo tres ejemplares. También se exponen cuatro de los seis botes de farmacia con reflejos dorados de 1584, uno de los cuales se conserva en el Museo del Louvre", señala María Antonia Casanovas, conservadora del Museo de Cerámica de Barcelona y comisaria de la exposición, que ha agradecido las gestiones del especialista en cerámica Jordi Llorens, asesor de la Fundación Godia en esta materia, para conseguir los préstamos.
En el ámbito religioso, junto a vajillas de diversos monasterios, destacan un plafón del martirio de san Cosme y san Damián, y un curioso panel de azulejos del siglo XVIII que retrata un papa rodeado por las llamas del infierno. También hay un plato del siglo XVII que reproduce la T de santa Tecla, patrona de Tarragona. Un friso renacentista con un fondo amarillo de clara inspiración italiana, el fragmento de un pavimento gótico, un panel que recuerda el asedio de las tropas francesas a la fortaleza de Roses en 1645 y el coronamiento de una cúpula, pieza única de gran valor perteneciente a la colección Godia, sobresalen en la sección dedicada a la decoración arquitectónica, costumbre introducida en España por la cultura islámica.
El denso recorrido concluye con los objetos domésticos. También en este apartado hay obras singulares, como una aceitera en forma de balaustra, hueveras de hasta tres receptáculos (para dos huevos y la sal) y unos platos con olivas tridimensionales. También se expone un ejemplar de jarra de vino de base ancha y cuerpo troncocónico, que se hacía sólo en Cataluña, procedente de la colección del anticuario Arturo Ramón.
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