Dos centenares de trabajos descifran el lenguaje gráfico de Keith Haring

"Es un error pensar que Haring era sólo un grafitero. Él creó un lenguaje y un estilo propio. Es un artista único". Así, en presente, recordaba al pintor estadounidense Keith Haring (1958-1990) el comisario de la retrospectiva K. Haring. Obra gráfica sobre papel, Klaus Littmann, que se inauguró ayer en la Fundación Canal, en Madrid, y que incluye 215 piezas pertenecientes a una colección privada suiza. Se trata de un despliegue de los caminos por los que discurrió en la década de los ochenta la trayectoria de un autor de obra intensa y vida breve. Murió a los 31 años a causa del sida.

Los fondos de la exposición madrileña ya han sido vistos en Alemania y en Japón. "Es la primera vez que se presenta en España la obra gráfica completa de Haring", recordó Klaus Littmann, quien vio por primera vez a este artista urbano en 1983, en el festival de jazz de Montreux, decorando el todoterreno de uno de los organizadores. Precisamente, dos coloristas carteles del festival se incluyen en la exposición madrileña.

El pop, con sus colores brillantes, eléctricos y optimistas y continuas referencias al cómic preside la muestra. Sin embargo, también hay un lugar destacado para las expresiones intimistas o tremendas, para un impactante blanco y negro y para unos delicados trazos engarzados con la literatura.

Es el caso de la serie de litografías The valley, habitada por seres fantásticos y creada en 1989 junto a William Burroughs. Con éste también colaboró Haring en la elaboración de la serie Apocalypse (1988), serigrafías que ilustran sobre distintos tormentos que agitan el mundo: guerra, enfermedades, desastres naturales...

Otra colaboración destacada, con el artista Andy Warhol, figura en el conjunto de serigrafías Andy mouse. En las litografías de la serie Stones, Haring deja ver su entusiasmo por los trazos japoneses y polinesios.

En la serie Pop shop, con los diseños que se vendían en las tiendas de Nueva York y Tokio, se encuentran los dibujos más conocidos del autor, reproducidos en un sinfín de camisetas, postales y pósters. En Blueprint drawings, lanza 17 mensajes bíblicos con su habitual mordacidad. Son piezas de gran tamaño, ideadas en 1983 pero impresas en 1990. Aparecen ante los ojos de los espectadores "como un periódico mural chino", según el comisario de la exposición.

Sexo, religión, droga y denuncias sobre los abusos del dinero, el poder o la religión, así como su compromiso con causas sociales quedan patentes en este repaso a la obra de Keith Haring, que finaliza con un cuadro sin firmar, el último que pintó, y que retrata a dos amigos.

La exposición, de entrada gratuita, permanecerá hasta enero de 2006 en la sala que la Fundación Canal (www.fundacioncanal.com) tiene en la madrileña plaza de Castilla. Allí, un enorme cartel con llamativos dibujos de Haring, colgado de un antiguo depósito del Canal de Isabel II, distrae a los ciudadanos del constante atasco de tráfico.