Similitudes y diferencias con el virus de 1918
Al virus de la gripe aviar le quedaría todavía "un largo proceso" antes de convertirse en una epidemia en humanos, afirma Pilar Pérez Breña, jefa del servicio de Virología del Centro Nacional de Microbiología del Instituto de la Salud Carlos III de Majadahonda (Madrid). "Y tampoco es seguro que lo vaya a recorrer", añade, siempre con cautela, la científica, que no quiere dar por sentado nada que no se haya probado.
Pérez Breña ha estudiado las analogías entre el virus de la epidemia de 1918, que costó entre 20 millones y 50 millones de vidas, y la situación actual, con el H5N1. "La similitud es que parece ser que en ese caso el virus, un H1N1, pasó directamente a los humanos desde las aves sin pasar por el cerdo, como sí parece ser que ocurrió en las epidemias de 1957 y 1968. O, si pasó por el cerdo, no se recombinó: fue siempre un virus aviar", explica.
Pero este parecido no le permite aventurar el proceso. "La situación de 1918 no es tan conocida. Es posible que el virus, aunque fuera de origen animal, llevara muchísimos años en el ser humano cambiando hasta que llegó a una forma letal", afirma la viróloga. "Nosotros sólo conocemos el final de aquel proceso. Hay que tener en cuenta que en 1918 ni siquiera se sabía lo que era un virus. En cambio, ahora, podemos estar en el comienzo del proceso de cambios, y no podemos aventurar cuál va a ser el final", insiste Pérez Breña.
Intercambio de genes
Lo que sí parece más claro es que la situación actual se parece más a la que desembocó en la epidemia de 1918 que a la de las otras dos pandemias que se conocen de este siglo, la de 1957 y 1968. "En estas dos últimas sí hubo recombinación del virus de la gripe aviar en cerdos", dice la viróloga. Este proceso consiste en que el virus que causa la enfermedad en animales intercambia genes con alguna variante del microorganismo que resulta patógeno en humanos, hasta crear un tipo nuevo. El proceso se suele realizar en una tercera especie, -por ejemplo, el cerdo- que pueda a la vez infectarse por virus de los pájaros y de las personas.
Otro aspecto imposible de predecir es la letalidad de la nueva pandemia, si finalmente se da. "El sistema inmunológico del ser humano va aprendiendo con los años" cómo defenderse de los distintos tipos de virus, explica Pérez Breña. Para identificarlos, utiliza las proteínas de la cubierta. Las proteínas H5 y N1 no son desconocidas. Ya se han identificado 16 tipos de hemaglutinina -la H- y siete de neuraminidasa -la N-. "Por eso los mayores, que han tenido que enfrentarse a más tipos de virus, estarían más protegidos que los niños, cuyo sistema inmunológico todavía no tiene la suficiente memoria de infecciones anteriores", opina Pérez Breña. Pero la eficacia de esta protección no se sabrá hasta que llegue la pandemia, ya que "en la infección intervienen otras proteínas", aclara.
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