Graciosos de banquete
La comedia del año en Estados Unidos también es una decepción, de modo que parece evidente que, con dos de las películas de la temporada (esta De boda en boda, que ha recaudado más de 200 millones de dólares, y, naturalmente, Torrente 3: El protector), el público y la crítica se topan de bruces. Un desencuentro en el que coinciden algunas de sus motivaciones.
Como en el tercer Torrente, el punto de partida de De boda en boda es original, ocurrente y tiene amplias posibilidades: un par de gamberros con la treintena bien cumplida permanecen anclados en una mente de juerguista adolescente, por lo que dedican sus ilusiones existenciales a colarse en sucesivas celebraciones matrimoniales para aprovecharse de las solteras casaderas y de su espíritu romántico. Sin embargo, la gracia inicial dura apenas media hora, porque después la película se convierte en una edición más de la sobredosis de madres y padres de la novia que vivimos en la cartelera.
DE BODA EN BODA
Dirección: David Dobkin. Intérpretes: Owen Wilson, Vince Vaughn, Rachel McAdams, Christopher Walken. Género: comedia. EE UU, 2005. Duración: 118 minutos.
Ñoñez
La idea de cada una de las situaciones vividas por los protagonistas siempre está muy por encima de los diálogos, que no pasan de lo previsible y de lo reiterativo (¿cuántos partidos familiares de fútbol americano hemos visto en las comedias de los últimos años?) y, además, cuando David Dobkin decide ponerse romántico roza la ñoñez, a pesar de la calmada interpretación de Wilson y de la sincera sonrisa de Rachel McAdams.
Por otro lado, sin llegar al abuso de Santiago Segura, en las comedias de Owen Wilson y compañía siempre hay sitio para que algún amiguete (sin que aparezca su nombre en los créditos iniciales) tenga alguna secuencia en la que dar rienda suelta a su comicidad.
En De boda en boda es Will Ferrell el que figura como invitado de honor, que aprovecha para ofrecer una de esas patéticas sobreactuaciones que sólo entienden sus fanáticos. Ciertos medios americanos llevan años vendiéndonos a Wilson, Ferrell, Vince Vaughn y Ben Stiller como una especie de mezcla entre el rat pack de Frank Sinatra y el dúo que formaron Walter Matthau y Jack Lemmon, pero de momento a lo máximo que han llegado es a recordarnos a Chevy Chase, Gene Wilder y Richard Pryor.
Babelia
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