Roberto Benigni recrea una fábula ambientada en el Irak en guerra

El actor y director Roberto Benigni no renuncia a la fábula. Después de La vida es bella y Pinocho, regresa con El tigre y la nieve, las peripecias de un poeta optimista e inocente que sabe escapar de las situaciones más amargas con un poco de humor y poesía. En Italia se ha mantenido con absoluta discreción el rodaje del filme, que se esperaba fuese presentado en la Mostra de Venecia. Tras casi un año de silencio en torno a la película, la semana anterior la productora (Melampo) difundió por televisión las primeras imágenes de Benigni corriendo en un país en plena guerra. Las salas italianas lo estrenarán el 14 de octubre.

El tigre y la nieve es una película con un trasfondo actual bien preciso: la guerra en Irak. En medio del conflicto armado se desarrolla una historia de amor no correspondido entre un poeta, Atilio de Giovanni (Benigni), y Victoria (Nicoletta Braschi). Victoria no quiere saber nada del poeta extravagante y para despistarlo decide abandonar Roma y marcharse a una misión de paz en Irak. Llega justo el día del inicio de la guerra, el 30 de marzo de 2003. Atilio, que jamás ha tocado una pistola y no sabe una palabra de árabe, sigue a su amada. Y como es de esperar, se desarrollan una serie de situaciones absurdas y cómicas, al mejor estilo de Benigni, quien junto con Vincenzo Cerami es también autor del guión. En el reparto, además de Benigni y su mujer participa el actor francés Jean Reno, que interpreta a Fuad, poeta árabe. En la aventura, Benigni encuentra a Reno. Así, el italiano recita a Dante, y su colega Fuad, a Omar Khayam. "Hace 1.000 años, Bagdad era el sitio donde se encontraban las grandes civilizaciones. Era el tiempo de Babilonia, a la que el mundo occidental le debe reconocer su importancia histórica", comentó el protagonista de El tigre y la nieve a la prensa italiana.

"Ninguna masacre sirve para prevenir otra masacre", ha señalado el realizador

En medio del infierno y la destrucción de la guerra, el poeta Atilio se ve obligado a combatir con la poesía, la única arma que conoce. Roberto Benigni ha definido El tigre y la nieve como "una gran comedia sobre nuestro tiempo". El cómico toscano considera que la poesía puede ser una herramienta contra la guerra. "Ninguna masacre sirve para prevenir otra masacre. Nuestra generación debería recibir el Nobel de la Paz, porque es la primera en la Historia que ha sido educada para defender la paz. Sin embargo, con el tiempo hemos visto que al hombre le gusta más la guerra que la paz", ha declarado al Corriere della Sera.

Benigni considera que el cine puede aportar un grano de arena en contra la guerra. "Uno debe hacer lo que saber hacer. Yo puedo contribuir con el cine. Mi padre era un campesino, que cada día controlaba si los calabacines crecían bien. La guerra en Irak ha cambiado nuestras vidas y no podía dejar de tratarla en el filme. Si hubiese rodado un documental sobre las peras maduras, también se hubiera sentido esta guerra", continúa Benigni.

Siendo El tigre y la nieve una película de actualidad, de alguna manera se hace alusión a los políticos interesados en promover la cultura de las armas, en vez del diálogo. "No se mencionan nombres concretos, pero se puede ver todo lo que se les puede ocurrir a los poderosos de la Tierra en esta situación. El hecho de haber ambientado la historia en Irak no obedece a ningún cinismo por mi parte. La guerra ha entrado a fomar parte de nuestros sueños. He seguido el instinto del amor y de la vida".

La película ha sido rodada en Roma, en el sur de Túnez y en los estudios de Terni, propiedad de Benigni (donde filmó La vida es bella). En Túnez se rodaron las escenas que figuran en Irak, procurando la mayor fidelidad posible en los decorados.