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La oportunidad universitaria de Castellón

El pasado día 26 leí en las páginas de EL PAÍS la oferta que la Universidad de Alicante, cuyo campus está fuera del casco urbano, tiene planificada para este curso en su sede en la capital de la provincia. Han preparado más de 800 actividades, muchas de ellas organizadas por colectivos ajenos a la propia Universidad, como son ONG, asociaciones culturales y cívicas y colectivos sociales. El pasado curso pasaron por la sede 63.000 personas y la actividad avanza año tras año.

Tuve dos pensamientos inmediatos al leerlo. El primero, ¡qué riqueza para los ciudadanos y ciudadanas de Alicante! Es magnífico tener a mano un foco de cultura, de reflexión, cuya programación abra las mentes, genere debates sobre problemas locales o globales, sea punto de encuentro de personas de cualquier edad, de cualquier posición, unidos por la Universidad, por la necesidad de conocer, de formarse continuamente como ciudadanos y ciudadanas con derechos y deberes que hay que saber hacer valer ante quien nos gobierne.

El segundo pensamiento fue ¡qué lástima que en Castellón no sea eso posible! ¡Qué lástima que en los 15 años que va a cumplir ahora la Universitat Jaume I no haya podido disponer de un edificio en el casco urbano para la ciudad! Aunque eso, evidentemente, no es casual. Si no dispone de él es porque nuestros gobernantes no han querido facilitarlo, no les interesa que eso se produzca. Curiosamente no ha pasado así en municipios como Morella, Vinaròs, Segorbe o Vall d'Uixó, donde los ayuntamientos (con gobiernos de distintos signos políticos) han cedido gustosos espacio a la Universidad. Lamentablemente, en Castellón no ha sido posible. Durante la segunda mitad de la vida de la UJI, cuando la Universidad se ha podido plantear ese paso hacia la integración en la ciudad, el poder local, autonómico y estatal han estado en las mismas manos, en las mismas que lo está ininterrumpidamente el Ayuntamiento de Castellón desde pocos meses después de la creación de la Universidad. Y esas manos no lo han facilitado, más bien al contrario. Lo han dificultado desde hace años, y si no recuérdese la gran polémica creada cuando la UJI se planteó comprar el pequeño edificio de la Llotja del Cànem.

Hace 4 meses, ante el próximo traslado de la delegación de Hacienda en Castellón, la Universidad tuvo la oportunidad de pedir la cesión del edificio que ocupaba en la plaza Huerto Sogueros, pues ya no dependía de las mimas manos que bloquean para uso universitario otros edificios castellonenses. Al Gobierno estatal le pareció una buena idea y a partir de ese momento se ha abierto la caja de los truenos. El Ayuntamiento dijo reiteradamente que había reclamado el edificio oficialmente en dos ocasiones. Sin embargo, nadie ha conseguido ver esos escritos oficiales en ninguna oficina de la Administración General del Estado. Las respuestas del Gobierno español a los diputados de CiU e IU dejan claro porqué: La Universidad ha solicitado el uso del inmueble, pero el Ayuntamiento jamás lo pidió. Por tanto, hemos asistido a un engaño reiterado a la ciudadanía. El pleno municipal del pasado jueves, que sirvió para acordar la petición del edificio por parte del Ayuntamiento, no es más que un reconocimiento público de que la petición municipal nunca fue anterior a la de la Universidad.

Este pleno sirvió para algo más. Como destacaron los concejales del Bloc y del PSPV, el equipo de gobierno municipal argumenta que el edificio revierta en el Ayuntamiento porque en 1945 cedió el suelo y, sin embargo, no exige esa misma reversión en el caso de un terreno cedido a la Iglesia, que no ha sido utilizado ni estaba previsto que usara, y que son necesarios para ampliar un colegio. En este caso, el Ayuntamiento no sólo no ha exigido a la Iglesia la reversión del suelo, ni la ha amenazado con ir a los tribunales para conseguirlo, sino que le ha ofrecido un solar todavía más grande a cambio. Dos varas de medir muy diferentes para una misma situación, como destacaron todos los grupos de la oposición.

¿Quiere el Ayuntamiento de Castellón la reversión del edificio para desarrollar un proyecto concreto? No. Quedó claro públicamente ya hace tiempo que "lo pedimos y luego ya decidiremos a qué lo dedicamos", como afirmó públicamente y sin ningún rubor un concejal del equipo de gobierno. Frente a ello, la UJI sí plantea un proyecto, un proyecto que además es irrenunciable para los castellonenses, y más si nos comparamos con otras ciudades: Castellón es la única de las 25 grandes capitales de provincia de España que no cuenta con dependencias universitarias en su centro histórico. No puede haber capitalidad con ambición sin una alianza clara del municipio con el gran motor de creación y transmisión de conocimientos que es la Universidad. En nuestra propia Comunidad, los casos de Valencia, con el edificio de La Nau o el inmueble de la plaza Virgen de la Paz, y de Alicante, con la sede universitaria en el mismo paseo marítimo, son ejemplos que nuestros conciudadanos y conciudadanas castellonenses no pueden disfrutar.

Las afirmaciones del equipo de gobierno municipal, que reivindican el inmueble para la ciudad, y de aquellos que piden que sea "para el pueblo" son un insulto a la inteligencia de los ciudadanos y ciudadanas. Si algo es de titularidad y uso público, sea por parte de la administración local, autonómica, estatal, o universitaria, es del pueblo. Cabe recordar que la UJI no sólo es tan del pueblo como el Ayuntamiento, sino que se creó incluso porque ese mismo pueblo de Castellón se manifestó de manera multitudinaria bajo el grito Volem Universitat per a Castelló, un grito que ya hay gente que quiere volver a lanzar si no se permite que la Universidad desarrolle su proyecto en el centro del municipio.

Desde la Universidad hemos planteado un proyecto en el que queremos contar con el Ayuntamiento y con toda la ciudadanía, como demuestran las presentaciones de nuestra iniciativa a todos los grupos políticos municipales, asociaciones de vecinos, diputados autonómicos, asociaciones de padres y madres de alumnos y diversos colectivos sociales. Castellón tiene ante sí una gran oportunidad para la modernidad, para entrar de lleno en la Sociedad del Conocimiento. De su Ayuntamiento depende en gran medida que sepa aprovecharla.

Francisco Toledo es Rector de la Universitat Jaume I

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