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Columna
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Oportunidad

Actuar contra las llamadas "listas cremalleras" es hacerlo contra un asunto de máximo interés, no solo para más del 50% de la población, es decir para las mujeres, sino para conseguir una sociedad más justa en la que la igualdad sea un hecho. Las listas electorales en las que se alternan hombres y mujeres, como las que consagra la ley Electoral de Andalucía, permitirán parlamentos paritarios. Tan simple y tan decisivo. Quienes están en contra de ellas, consideran que la obligatoriedad puede beneficiar a mujeres sólo por el hecho de serlo y llevar a la injusticia de desplazar a hombres más idóneos y preparados. Es curiosa la objeción si tenemos en cuenta que las listas electorales, los gobiernos, los parlamentos, las empresas, las asociaciones de vecinos o cualquier otra institución o asociación han estado y siguen estando de manera abrumadoramente mayoritaria en manos de hombres, a menudo mediocres, que actúan ante las narices de mujeres más que sobradamente preparadas, o sencillamente más listas y más rápidas. Al PP no le gustan las "listas cremalleras" y por eso ha recurrido ante el Constitucional la Ley Electoral de Andalucía. Está en su derecho, lo que no quiere decir que esté en razón. Lo más asombroso de la decisión del PP son dos cosas, una, que de los 62 diputados populares que han firmado el recurso, 14 sean mujeres en un curioso ejercicio de apedrearse a sí mismas, y otra que el presidente del PP-A, Javier Arenas, diga que él no sabía nada. Eso sí, como Esperanza Aguirre, también dice que si su partido decide recurrir la Ley él apoya la decisión. PP aparte y a la espera de lo que diga el Tribunal Constitucional, resulta curioso, sospechoso, algo alarmante pero sobre todo anacrónico, el temor de algunos a adaptarse a la realidad de lo imparable. Arenas, pillado en falta, ha retado a la Junta a que nombre el 50% de mujeres para altos cargos. No está mal como salida, sólo que no lo es, porque niega lo primero, que es que los partidos políticos empiecen dando ejemplo y aceptando que sus listas sean justas, es decir paritarias. Si verdaderamente el presidente del PP quiere que acabe habiendo el 50% de mujeres en altos cargos en la Junta de Andalucía, desde su responsabilidad de hoy tiene una oportunidad para demostrar su verdadero interés en la paridad: que retire el recurso contra las justas y muy convenientes "listas cremalleras".

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