Retrato con paisano
García Montero descubrió a Ayala cuando el joven poeta estaba haciendo su tesis sobre la Generación del 27 y encontró cómo acertaba el autor de El rapto al escribir de sus contemporáneos. De la Mariana Pineda dijo que era un texto poético, "ni político ni humano, poético" (como ahora dice el propio Ayala) antes de que Lorca dijera eso de su propia obra. Y le puso al Luis Cernuda de La realidad y el deseo los puntos sobre las íes, "ahí donde había que ponerlos". Claro, a Cernuda, que era hipersensible, aquello le sentó fatal. "Yo lo admiraba mucho, pero uno no puede ser incondicional de la literatura de la gente que admira", subraya ahora el centenario escritor granadino. Aquella crítica, que Ayala publicó en Gaceta Literaria, "marcó", según García Montero, "la vida posterior de Cernuda". "Y es que este hombre, Ayala, es de una inteligencia literaria deslumbrante".
Al comisario del centenario no se le escapa la faceta fundamental del Ayala civil, y se centra para ello en la Historia de la libertad y en algunos ejemplos ciudadanos del escritor al que ahora se dedica casi en cuerpo y alma. "Y todo lo que ha hecho, incluido ese regreso de Argentina para ponerse al servicio de la República, lo hizo sin alardes; y aún hoy sigue sin alardear de nada, porque él sabe que la libertad hay que cultivarla con gestos cotidianos, que la libertad no se garantiza porque se haya llegado a la democracia, y porque es consciente de que la libertad siempre está en peligro".
Educación granadina
Después de haberle leído, García Montero conoció a su paisano en 1977, "cuando él fue a dar una conferencia al Banco de Granada. Le presentó don Emilio Orozco, y Ayala ponía cara de asombro cuando veía que este viejo profesor sabía de él mucho más que él mismo. ¡Don Emilio habló más que Ayala!". El contacto personal se ha acentuado. Lo que García Montero dice ahora de Ayala parece un eco de lo que el maestro dice de su paisano: generoso, cálido, "alguien a quien la educación granadina habría de marcar para toda la vida, muy arraigado en su tierra, pero que sabe que ser de Granada tampoco es algo del otro jueves...".
Y Ayala es, concluye el responsable de su centenario, "una persona de una ética y de una moral innegociables... Eso le lleva a un compromiso moral que no necesita más reconocimiento que el de su propia conciencia. Mira la realidad sin aceptar engaños".
En directo contacto con Carolyn Richmond y con el propio Ayala, García Montero prepara un centenario "vivísimo", como la propia mirada del escritor al que se dedica. Que es, dice el poeta, "un centenario especial, porque se refiere a un escritor del 27 y éste está felizmente vivo". Habrá exposiciones en Granada y en la Biblioteca Nacional, un congreso internacional sobre la obra de Ayala, y habrá nuevas publicaciones, entre otras, aquella de la Historia de la libertad, que se entregará a todos los niños que nazcan en Granada en el año del centenario y también a los jóvenes andaluces. Dice García Montero que Ayala se adelantó a la globalización y a la modernidad. "Y todavía nos tiene que decir mucho de lo que viene".
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