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Reportaje:

Bandidos en la corte de Mohamed

Dieciocho personas son acusadas de robar y desfalcar al rey de Marruecos

Los palacios reales son en Marruecos oasis de abundancia en un país pobre, que despiertan a veces las ansias por enriquecerse de cuantos trabajan allí. Sucedió en Agadir, el año pasado, y ha vuelto a suceder, a mayor escala, en Marraquech, la única ciudad marroquí en la que Mohamed VI dispone de dos palacios. La policía judicial detuvo, a principios de mes, a 18 marroquíes y busca a otra media docena de sospechosos de "malversación de fondos públicos" y de "apropiación ilegal de objetos de valor" pertenecientes a uno de los palacios de esa ciudad tan turística.

Concretamente, algunos comerciantes de Marraquech entregaban a funcionarios adscritos al palacio falsas facturas por el suministro de alimentos o de material de cocina. También habían desaparecido de las dependencias reales objetos de gran valor. Las investigaciones policiales han estado salpicadas de polémicas actuaciones policiales. Hassan Zubairi, de 39 años, vendedor de productos alimentarios al pormayor, que, supuestamente, se prestaba a proporcionar facturas falsas murió, el 3 de septiembre, durante un interrogatorio en la comisaría a la que había acudido voluntariamente. La familia aseguró enseguida que había sido torturado y pidió la apertura de una investigación. Diez días después Abdelilá Mestari, el fiscal del tribunal de apelación, salió al paso de estas acusaciones.

El fallecimiento se produjo, explicó Mestari en un comunicado, a causa de "un sofoco agudo provocado por disfunciones en el corazón, las arterias y el pulmón". La autopsia, firmada por tres médicos, "no observó en el cadáver ningún indicio de haber padecido violencias", concluyó. Para desgracia del fiscal un ejemplar del informe de la autopsia llegó a manos del semanario independiente Al Ayam que lo publicó el pasado fin de semana. Señala que en el cuerpo sin vida de Zubairi aparecían marcas de violencia en los labios, cuello y manos que podrían indicar que la muerte fue por los malos tratos.

En tiempos del rey Hassan II los escándalos de corrupción en los palacios no franqueaban nunca las puertas de esas dependencias. El que ha estallado en Marraquech es el segundo del reinado de Mohamed VI. El primero en saltar a la palestra lo hizo el año pasado en Agadir. Afectó al regente de aquel palacio, el coronel Mustafá Hilali, de 70 años, que, junto con otros cinco imputados, pasó unos meses en la cárcel de Ait Mellul después de haber sido denunciado por Rochdi Chraibi, director del gabinete del monarca.

A Hilali se le acusó de haberse apropiado, a través del procedimiento de las facturas falsas, de 1,3 millones de euros a los que había que añadir otros 40.000 euros de combustible adquirido para el parque móvil del palacio, pero que acababa en los depósitos de la maquinaria agrícola de las dos granjas que el coronel poseía. Otros 45.000 euros habían ido a parar a familiares del regidor incluidos en la nómina palaciega pero que no aparecían por su trabajo.

Al coronel las autoridades le embargaron 20 chalés y voluminosas cuentas corrientes pero no se pudrió detrás de las rejas. El director del gabinete de Mohamed VI retiró la denuncia a cambio de que devolviese 1,5 millones de euros a las arcas públicas.

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