_
_
_
_
_

Las explotaciones de los Quintana gozan de la máxima calificación sanitaria sin cumplir la legalidad

La Diputación de Álava achaca las irregularidades del animal a un "error informático"

Las explotaciones de la familia de José Francisco Quintana, ex juntero alavés del PNV y gerente de la cooperativa ganadera Abeltzain, gozan en el Sistema Nacional de Movimiento de Ganado (Simogan), dependiente del ministerio, de la categoría sanitaria más alta. Este nivel se obtiene tras realizar la campaña sanitaria (pasar una serie de pruebas veterinarias) en todas las reses de una explotación ganadera. El hecho de que la vaca loca muerta en Álava el pasado 12 junio en la explotación de María Aranzazu Zúñiga, compañera sentimental de Quintana, no hubiese pasado en los últimos cuatro años la pertinente campaña ya inhabilitaría, por sí solo, a esta explotación para tener dicha categoría. Si una vaca figura en el registro de Gestión Ganadera de Álava y no pasa campaña por cualquier motivo (un extravío en ese momento, por ejemplo), al año siguiente se le debería dar de baja si siguiese sin ser revisada.

Las campañas sanitarias en Álava las realiza la cooperativa Abeltzain y su control y supervisión dependen del servicio de ganadería de la Diputación, cuyo jefe, Florencio Beltrán de Heredia, es además responsable de los laboratorios que realizan las pruebas de la campaña sanitaria. Según los datos que constaban a comienzos de este mes en la Diputación, la campaña realizada entre noviembre y junio pasados no fue correctamente cumplida por las tres ganaderías de los familiares de Quintana que se dedican a reproducción de animales y, por tanto, tienen la obligación legal de realizar el saneamiento: Zúñiga, Lagrán Ganadera y Luis Javier Chasco. Menos de la mitad de sus animales pasaron las pruebas.

Las otras dos explotaciones familiares, Mendi Yoar, y la del padre de Quintana, no tienen la obligación legal de tener calificación sanitaria al ser cebaderos de ganado

La calificación sanitaria que aparece en el Simogan indica que la ganadería está indemne de tuberculosis (T3), brucelosis (B4) y libre de perineumonía y leucosis. El pasado 29 de noviembre, la Diputación envió una comunicación a los ganaderos alaveses en la que informa que en una reunión con el Gobierno y las otras diputaciones se ha acordado "armonizar los requisitos sanitarios para el movimiento de ganado bovino". En concreto señala que, en las compras de ganado, los animales deben llegar desde explotaciones que garanticen que están libres de las enfermedades antes mencionadas. De hecho, si no es así, la explotación que compra el animal pierde su calificación. Cada compraventa debe ir, además, provista de un certificado oficial sanitario con la calificación de la explotación y el DIB (documento de identificación bovino) del animal.

La vaca loca que falleció el pasado 12 de junio en Álava por fin figuraba ayer como muerta en el Simogan. Tanto desde el Gobierno vasco como desde la Diputación de Álava se asegura que el hecho de que la vaca figurase aún viva se debe a un error informático. El diputado general de Álava, Ramón Rabanera, lanzó ayer un mensaje de apoyo a su servicio de ganadería y de tranquilidad a los consumidores.

Pero si se debió a un error informático el que la vaca permaneciera hasta ayer viva en el Simogan, el fallo aún permanece. A la res se le sigue atribuyendo una madre que no es la suya, según las diputaciones de Álava y Guipúzcoa. Ambas mantienen que la vaca es de origen guipuzcoano y en el Simogan, en cambio, figura que nació en Álava y que su madre es alavesa.

En IKT, la empresa de las diputaciones y el Gobierno que gestiona técnicamente el Simogan en Euskadi, creen que el sistema de control ganadero del conjunto de España es mejorable, pero no entran a analizar los puntos oscuros en la vida de esta vaca. Guipúzcoa sostiene que el animal nació en su territorio y que un ganadero de Eskoritza la vendió a otro alavés, Tomás Bengoa, y no lo comunicó. Primer fallo, ya que existe obligación de hacer guías sanitarias y un nuevo DIB. Posteriormente, la vaca pasó de la explotación de Bengoa a la de María Aránzazu Zúñiga y tampoco se reflejó el cambio en el Simogan. Sin embargo, sí que se anotó en Gestión Ganadera de Álava. Este territorio no volcó sus datos en el registro estatal y la mantuvo cuatro años viva en la granja de Zúñiga sin pasar campañas sanitarias. En ese periodo la Diputación de Guipúzcoa, al no aparecer la res a la hora de hacer campaña, la dio de baja y lo notificó, como es preceptivo, al Simogan. Por estos errores, el día que se detectó que padecía al mal de las vacas locas figuraba ya muerta en Eskoriatza.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_