La depresión duplica el riesgo de muerte en los enfermos de cáncer

La aparición de una depresión en un enfermo con cáncer empeora su pronóstico. Esta idea, que parece de sentido común, es cierta hasta el punto de que reduce las expectativas de vida del enfermo en el plazo de un año, según han insinuado más de una docena de estudios. Un estudio español va ahora más lejos al demostrar que la presencia de una depresión mayor en un paciente con cáncer duplica el riesgo de muerte en los tres años siguientes al diagnóstico de la depresión.

La investigación, realizada con 199 pacientes con cáncer hematológico que habían recibido un trasplante de médula ósea, pone de relieve el elevado riesgo que representa la presencia de una depresión mayor, más allá de los lógicos sentimientos depresivos y de tristeza que acompañan a la enfermedad cancerosa. "Una cosa son los sentimientos de tristeza por el diagnóstico del cáncer y sus fuertes tratamientos, y otra la presencia de una depresión mayor, confirmada por un diagnóstico clínico", asegura Cristóbal Gastó, consultor de Psiquiatría del Hospital Clínico de Barcelona y uno de los autores del estudio, publicado en Journal of Clinical Oncology.

"La depresión hay que tratarla siempre y cuanto antes, para acortar así la duración del episodio depresivo, porque una de las conclusiones del estudio es que cuanto más se prolonga el cuadro depresivo, mayor es el riesgo de muerte del enfermo", añade Gastó. En el estudio realizado en Barcelona, cuyo primer firmante es Jesús M. Prieto, el 9% de los pacientes evaluados presentaba depresión mayor, el 8,5% tenía síntomas de depresión menor, y el 82,5 restante no padecía ningún estado depresivo.

Los caminos del cáncer y la depresión parecen tener varios puntos de contacto, pues hay pruebas de que comparten algunos mecanismos fisiopatólógicos que se están investigando. Queda además por demostrar en estudios con amplias muestras de pacientes si el tratamiento de la depresión consigue reducir, como se supone, el riesgo de muerte.