Mil empresarios pero ningún representante de la Generalitat

La plana mayor del empresariado catalán pudo oír ayer de primera mano las opiniones de Mariano Rajoy sobre el proyecto de Estatuto catalán, sobre la OPA de Gas Natural sobre Endesa y sobre el papel de La Caixa en este proceso. No hubo un solo representante de la Generalitat. La mayoría de los empresarios juzgó la intervención "coherente", "no exenta de morbo" e incluso "algo dura", y aplaudió la decisión de Rajoy de no adaptar el discurso al auditorio.

El presidente del PP no evitó ni una sola de las polémicas en lo que uno de los empresarios definía como "territorio apache": la sede de La Caixa, en una de las conocidas torres negras de la entidad en Barcelona. Rajoy admitió el "morbo" que despertaba su conferencia y trazó un discurso con un hilo argumental casi monocorde acerca del Estatuto, la OPA y la propia Caixa.

El presidente de La Caixa, Ricardo Fornesa, fue el encargado de presentar a Rajoy. Seco y directo, Fornesa reclamó explicaciones "por las conclusiones inquietantes que se derivan de las opiniones de varios miembros del PP sobre la OPA". "¿Cree que La Caixa es un ente dominado de forma partidaria que actúa de manera instrumental?", le espetó a las primeras de cambio, para hacer referencia después a las críticas de algunos cargos del PP acerca de la catalanidad de la OPA.

Sobre la OPA, Rajoy subrayó siempre la politización de la operación, pero destacó también que, a pesar de las suspicacias, "la posición del PP no es anticatalana". En primera fila, el presidente de Gas Natural, Salvador Gabarró -sentado junto al alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, invitado por La Caixa- escuchaba con atención cada palabra. A la salida apenas se quiso significar. "Que hablen los mercados", dijo.

Acompañaron a Rajoy varios dirigentes del PP catalán, encabezado por Josep Piqué y los hermanos Fernández Díaz, y de la dirección nacional: Miguel Arias Cañete y Soraya Sáenz de Santamaría. Entre los empresarios, Miquel Valls, el presidente de la Cámara de Barcelona, resumía que la intervención "expresa una opinión meridianamente clara, aunque eso no significa que todos los empresarios la compartan".