A la caza del asteroide
Una nave japonesa alcanza el cuerpo celeste Itokawa con el objetivo de tomar muestras y devolverlas a la Tierra
La sonda japonesa Hayabusa se encuentra ya a sólo 20 kilómetros del asteroide Itokawa, a unos 300 millones de kilómetros de la Tierra. Estacionarse a esa distancia es uno de los pasos previos al previsto encuentro con el asteroide, que arrojará más luz sobre la formación y la evolución de estos cuerpos celestes, así como sobre el origen del sistema solar. El objetivo más espectacular de la misión es devolver a la Tierra, por primera vez, muestras de un asteroide, pero también realizar un mapa y calcular su masa.
En los dos años que lleva viajando por el sistema solar desde que fue lanzada por Japón el 9 de mayo de 2003, Hayabusa (halcón peregrino, en japonés) tuvo que aproximarse a nuestro planeta para modificar su órbita en mayo de 2004 tras sufrir tormentas solares y la pérdida de uno de sus tres giróscopos. Según los científicos, ese percance no hace peligrar la misión, que debe concluir en junio de 2007 cuando su cesta, conteniendo la valiosa carga, aterrice con paracaídas en un desierto australiano, tras lo cual sus muestras serán comparadas en un laboratorio con las que quedaron en la Tierra tras los impactos de asteroides.
Un eficaz e innovador sistema de propulsión iónica y navegación autónoma ha permitido a Hayabusa llegar hasta el asteroide y tomar las primeras imágenes de él. A diferencia de lo esperado, según los datos reunidos por el radar, parece una patata nudosa con zonas montañosas y otras lisas, pero con pocos cráteres, indicó la Agencia Japonesa de Exploración Aeroespacial (JAXA).
El asteroide, de 630 metros de diámetro, que lleva el nombre del pionero de la investigación espacial japonesa, Hideo Itokawa, es uno de los cientos de objetos cercanos a la Tierra potencialmente peligrosos. Está en órbita alrededor del Sol y situado entre nuestro planeta y Marte. Se cree que los asteroides se formaron con el material sobrante de la formación del sistema solar hace 4.600 millones de años. La mayoría de ellos están en órbita alrededor del Sol y crean un cinturón entre Marte y Júpiter.
El análisis del espectro de la luz que refleja el asteroide permitirá a la sonda analizar, usando Rayos X e infrarrojos, la composición de su superficie. A finales de mes se acercará a sólo siete kilómetros para así poder obtener una imagen global más detallada.
En octubre está previsto que la nave descienda hasta Itokawa, sobre cuya superficie se desplazará como un saltamontes. Lanzará durante algunos instantes desde un cono una bola de pequeñas dimensiones a 300 metros por segundo que al impactar contra Itokawa obtendrá polvo asteroidal, que Hayabusa recogerá en el aire.
Otra novedad de esta misión será la labor del pequeño robot, llamado Minerva, que lleva consigo Hayabusa, y que dará saltos de 10 metros varias veces durante uno o dos días sobre Itokawa para lograr imágenes con su cámara estereoscópica y medir la temperatura. La única misión similar a la nipona fue la de la NASA en 2001, cuando situó la sonda NEARShoemaker sobre la superficie del asteroide Eros, pero sin traer muestras a la Tierra.
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