El atractivo de las desinversiones
Los expertos recomiendan invertir en aquellas compañías que planean adelgazar sus estructuras organizativas
El todo no vale tanto como la suma de las partes. Este clásico adagio bursátil sigue vigente hoy en día. Los expertos recomiendan sacar la lupa y escrutinar aquellas empresas que puedan tener valor oculto bajo las capas de una estructura organizativa pesada. Los radares deben apuntar hacia compañías predispuestas a vender activos, escindir negocios o deshacer fusiones.
Las compañías que desinvierten se suelen comportar en Bolsa mejor que el sector en los meses posteriores al anuncio de la decisión
No es ningún secreto en los mercados que los conglomerados empresariales cotizan en Bolsa con un descuento, precisamente por eso, por ser conglomerados. Esa lógica es la que ha llevado a los expertos del banco de inversión Morgan Stanley a recomendar a los inversores que estén atentos a las oportunidades de creación de valor que pueden surgir en compañías que se estén planteando llevar a cabo desinversiones, sacar filiales a Bolsa o desprenderse de participaciones en negocios alejados de su actividad.
Claro está que no todo es desinvertir por desinvertir. "¿Cuándo hay que hacerlo? Cuando la suma del todo no reconoce el valor de las filiales, por ejemplo. Si sacas esa parte a Bolsa, el mercado lo reconoce", dice Ramón Olleros, director de Renta Variable de Morgan Stanley en España. Otra razón para hacerlo, ésta más evidente, es desprenderse de aquellos activos que no estén generando la rentabilidad que exige la compañía. Con ello se liberan recursos que pueden invertirse de forma más productiva.
Desinvertir con decisión
¿Funciona? De acuerdo con los resultados del análisis realizado por el citado banco de inversión, se puede decir que sí. La firma estudió 80 casos de empresas europeas que realizaron desinversiones por importe superior a 1.000 millones de dólares desde enero de 2003. Como promedio, esas compañías se comportaron en Bolsa mejor que el sector a que pertenecen en los 12 meses posteriores al anuncio de la operación. No obstante, la medida de ese mejor comportamiento estuvo directamente relacionada con el importe de la inversión. Según Morgan Stanley, para que la revalorización de la empresa que desinvierte sea "significativamente" superior a la de su sector, la parte desprendida debe equivaler, al menos, al 40% de su capitalización de mercado. "Si se piensa en vender negocios, ¡hágase con convicción!", concluye el banco de inversión. Por sectores, las desinversiones que más rentables han resultado para las compañías que las han llevado a cabo, se han dado en compañías farmacéuticas, de telecomunicaciones, equipos y servicios sanitarios y bienes de consumo.
En Europa, Morgan Stanley ha identificado un puñado de compañías que los inversores deberían seguir debido, precisamente, a los planes de desinversión que han anunciado o podrían anunciar. La venta de las participaciones de DaimlerChrysler en la compañía aeronáutica EADS o en su filial japonesa Mitsubishi, es uno de los ejemplos recogidos por la entidad. Pero hay más. La petrolera hispano-argentina Repsol YPF podría liberar valor para el accionista si se desprende del 32% que mantiene en Gas Natural; Vodafone podría deshacerse de su filial japonesa; L'Oréal posee el 10% de la farmacéutica Sanofi Aventis, un negocio que se escapa de su actividad perfumera; el fabricante sueco de electrodomésticos ha anunciado su intención de vender su división de productos para el jardín el año que viene.
En España, salvo el caso citado, los ejemplos de posibles desinversiones por parte de compañías cotizadas no abundan. Salvo el caso de los grandes bancos -que, además, se están desprendiendo de sus participaciones industriales- no existen grandes conglomerados. Los analistas citan como única posibilidad el de las constructoras españolas, muy diversificadas en negocios tan dispares como los servicios públicos o la energía eólica, por ejemplo, en el caso de Acciona.
Sin embargo, esas posibilidades pueden no ser tantas, ya que la razón de esa diversificación -por otra parte alabada por el mercado- es que con ella logran compensar el carácter cíclico que suele tener la construcción. En todo caso, Ferrovial es un buen ejemplo de que las partes suman más que el todo, que quedó demostrado tras la salida a Bolsa de su filial de concesiones de infraestructuras, Cintra.
Los analistas de Morgan Stanley creen que Europa va a ser un territorio generoso con los inversores en los próximos cinco años.
Acciones mejor que bonos
Pero, ¿en qué tipo de activos invertir? Para el banco de inversión, en el lustro que viene ningún otro activo líquido será capaz de superar en rentabilidad a la renta fija salvo, acaso, las materias primas. En su opinión, las acciones se beneficiarán más que otros instrumentos de la recuperación de la economía europea. Hasta el punto de que estiman que la renta variable generará una rentabilidad en términos reales -es decir, descontado el efecto de la inflación- del 5%, cuando el tipo nominal de los bonos se encuentra en el entorno del 3%, con unos tipos de interés reales del 1%, aunque Morgan Stanley cree que tenderán a subir. Por el contrario, las materias primas pueden ofrecer rentabilidades interesantes, en la medida que China e India, las dos economías asiáticas que más crecen, sigan necesitando alimentar su formidable crecimiento en los próximos cinco a diez años.
Los mercados europeos tienen más potencial de revalorización que los estadounidenses. Valga como referencia que la capitalización de los mercados bursátiles de Europa continental en relación con el PIB era cuatro veces más baja que la de Estados Unidos en 1994 y aún seguía siendo dos veces inferior en 2004.
Los expertos ven otra razón para invertir en Europa en la nueva oleada de fusiones y adquisiciones que se avecina. Concretamente, recomiendan tomar posiciones en bancos de inversión europeos -las fusiones y adquisiciones alimentarán sus cuentas de resultados-, así como en sectores en proceso de consolidación, como banca o telecomunicaciones.
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