_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Super Maeso

Todo es gigantesco en este megaproceso contra el primer anestesista con asesor de imagen: máxima expectación, atención mediática, monumentales instalaciones judiciales, ingente número de afectados y de abogados, miles de folios en el sumario, de años de prisión, de millones de euros...

El acusado, en su soledad ante el banquillo, participa de la desmesura, y quizá por eso ha certificado ante la sala la prodigiosa dimensión de su resistencia física en el ejercicio profesional: con café o sin café (y desde luego, sin opiáceos) fue capaz de un también exorbitante número de guardias seguidas. Y, lo que todavía es más notable: hubo incontables ocasiones en las que, al mismo tiempo, super Maeso prestaba sus servicios en dos hospitales a la vez, y eso que del tercero le despidieron por ausentarse. Sólo cuatro jornadas de macrojuicio y ya han asomado las orejas ciertos intentos de tomadura de pelo y varios lamentables amagos de juicio paralelo y explotación del dolor en un reality televisado, al que sólo le faltó llevar anticuerpos al plató. También ha irrumpido una buena colección de mitos, algunos no tan inocuos si llegaran a arraigar. Por ejemplo, que el maxivirus de la hepatitis C sólo necesita del aire o la saliva para contagiarse, aunque alojarlo en tu sangre no tiene importancia ni consecuencia. En el campo contrario también brotan las hipérboles: constituye la leyenda principal de algunos acusadores que infección es sinónimo, indefectiblemente, de sufrimientos sin fin, y poco menos que una condena a muerte.

Cuatro mañanas han bastado para fundamentar algunas certezas: que el tramposo furor laboral del anestesista era conocido, tolerado y ocultado en La Fe. Y que las monjitas del Hospital Católico La Salud, beneficiarias del plan de choque, no controlan nada en el aspecto sanitario, limitándose a proporcionar una hostelería aceptable.

Salvaguardando los derechos de las víctimas, recordemos que muchos dineros están en juego. Adivina adivinanza: ¿ de qué bolsillos saldrán si la Generalitat debiera indemnizar por responsabilidad civil subsidiaria?

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_