El petróleo golpea los resultados
El precio del barril condiciona y discrimina las cuentas de principales compañías y sectores de la economía española
El petróleo brent se mueve en las últimas semanas, tras la llegada del huracán Katrina a Luisiana, entre 65 y 70 dólares por barril, unos 30 o 35 por encima de las previsiones adelantadas por instituciones y empresas en diciembre. La escala del crudo está afectando negativamente a la cuenta de resultados de algunas empresas, como Iberia o las eléctricas, e impulsando los beneficios de otras compañías del Ibex 35 como Repsol, Cepsa o Gas Natural.
Iberia consume unos 50 millones de litros de queroseno a la semana. El combustible es el mayor capítulo en sus gastos tras el de personal
El huracán Katrina y la escalada de los precios del petróleo empiezan a hacer estragos en empresas y economías a miles de kilómetros del Golfo de México. En Europa, en Manchester (Reino Unido), se han reunido este fin de semana los ministros de Economía y Finanzas de la UE para analizar la situación y las consecuencias de la subida espectacular de los precios del crudo. Y lo han hecho unos días después de que el BCE haya avisado de que tal escalada comienza a minar la confianza de los consumidores en la evolución económica a corto plazo, y de que algunos institutos e instituciones hayan revisado a la baja sus previsiones de crecimiento para 2005. Con el nuevo escenario, a juicio del presidente del Eurogrupo, Jean Claude Juncker, el crecimiento esperado en la zona euro oscilará entre 1,2% y 1,3%. Y la inflación en algunos países, como en España, puede llegar a duplicar las previsiones oficiales.
En pie de guerra
Empresas y consumidores sufren también, en general, en sus cuentas y en sus ahorros los efectos de la escalada del crudo. En España, por ejemplo, la gasolina sin plomo de 95 octanos, la más consumida, se ha incrementado en torno a un 6,5% desde la llegada del huracán Katrina a Luisiana, el 29 de agosto, y en lo que va de año se ha encarecido más de un 31%. Un porcentaje muy parecido al registrado en los precios de la gasolina sin plomo de 98, mientras que el litro de gasóleo cuesta ya casi tanto como el de las gasolinas. Sectores enteros, como el agrario o el transporte, se han puesto en pie de guerra.
En Francia esta misma semana los transportistas de mercancías han bloqueado carreteras y accesos a ciudades en protesta por el encarecimiento del gasóleo y en demanda de una armonización de costes en la UE. En España, la patronal Fenadismer, que agrupa a 22.000 pequeñas empresas y cooperativas de transporte, ha convocado un paro nacional desde el día 19 al 21 de septiembre, en protesta por el encarecimiento del gasóleo y la negativa de los clientes a aceptar una subida de tarifas que compense el incremento de sus costes.
Empresas de transportes de viajeros por carretera, como las españolas Alsa o Auto Res, están viendo también seriamente comprometidas sus cuentas de resultados. El gasóleo representa el 20% de sus costes y llenar el depósito de uno de sus autobuses (unos 400 litros de gasóleo) cuesta hoy casi un 22% más que en enero. Y al operar en régimen de concesión administrativa, este tipo de operadores no puede repercutir libremente esa alza imprevista de costes sobre el precio que paga el viajero, salvo autorización administrativa, por lo que en caso contrario ha de ser absorbido con cargo al margen de beneficio. Los incrementos de tarifas se autorizan, sin embargo, en función de la inflación prevista y rondan el 3%.
Peor aún es la situación del transporte aéreo. La Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA) estimó antes del verano que el encarecimiento del precio del crudo iba a provocar este año unas pérdidas de 6.000 millones de dólares para las aerolíneas. Su estimación se basaba en un barril en 47 dólares, y en las últimas semanas el barril de brent cotiza muy por encima de esa barrera, entre 65 y 70 dólares, cifras que suponen una revalorización acumulada del mismo este año superior al 65%. IATA, que va a revisar de nuevo sus previsiones, ha reconocido que cada dólar que sube la cotización del crudo los costes para esta industria se incrementan en 1.000 millones de dólares.
Las aerolíneas más afectadas son las estadounidenses, y entre las europeas la española Iberia. Consume unos 50 millones de litros de queroseno a la semana y el combustible es su segundo capítulo en importancia, tras el de personal, en gastos. En el primer semestre del año, la aerolínea de bandera española se gastó 364,1 millones en combustible, un 27,3% más que en el año anterior. Después de tres años de fuertes beneficios, el resultado neto de Iberia bajó en los primeros seis meses a 29,2 millones de euros, un 53% menos que en el mismo periodo del año pasado. Mientras los ingresos subieron apenas el 0,9%, los costes operativos se elevaron en un 2,4%.
Durante el primer semestre, además, Iberia ha paliado con operaciones de cobertura parte del quebranto del alza del queroseno (tenía asegurado el 90% de su consumo a un precio de 37,5 dólares por barril). En la segunda mitad del año, sin embargo, el porcentaje de cobertura para su abastecimiento de combustible es mucho menor y el barril de brent cotiza entre 65 y 70 dólares.
La otra cara de la moneda de los efectos del encarecimiento del petróleo, entre empresas españolas, la presentan Repsol, Cepsa, Gas Natural y, como excepción entre las eléctricas, Unión Fenosa. Las petroleras han logrado resultados históricos este año gracias a los precios del crudo y a unos muy jugosos márgenes en refino.
Repsol YPF obtuvo en el primer semestre un beneficio neto de 1.650 millones, un 25,2% superior al registrado en el mismo periodo de 2004, y Cepsa, de 487 millones, un 54% más que en los primeros seis meses del pasado año. Y hay que tener en cuenta que la cotización media del brent en el segundo trimestre se situó en 51,6 dólares por barril y hoy se paga entre 15 y 20 dólares más. A Repsol, según estimaciones de algunos analistas, un dólar de variación en el precio del barril brent le supone una oscilación de algo menos de 50 millones de dólares en sus resultados operativos.
A Gas Natural, que controla casi el 90% del mercado doméstico, tampoco le va mal con el incremento del precio del crudo al que suelen referenciarse los precios del gas. Su beneficio neto consolidado en el primer semestre ascendió a 367,8 millones, un 10,9% más que en igual periodo de 2004.
"Este año, los resultados operativos y netos de Unión Fenosa van a crecer a tasas de dos dígitos", señaló hace unos meses su presidente, Antonio Basagoiti, cuando el barril de brent cotizaba en torno a 50 dólares. Su grupo alcanzó en el primer semestre un beneficio neto de 227,4 millones, lo que supone un incremento del 16,3 % respecto a igual periodo de 2004. Parte de este crecimiento hay que atribuirlo al gas. Su facturación se multiplicó por más de tres debido a los suministros de Egipto y al consumo de gas por los ciclos combinados. El resultado de explotación de Unión Fenosa Gas también se triplicó y alcanzó los 61,5 millones. Aun así la contribución de este negocio al resultado de anual será más de tres veces el resultado obtenido en el primer semestre, aseguran en la eléctrica.
Cautivos en el mercado libre
Es la "excepción" en un sector muy castigado por el alza de los precios del crudo, ha dicho en uno de sus informes Goldman Sachs. Iberdrola, en un año de escasa lluvia que no le ha permitido generar la electricidad que desearía en sus centrales hidráulicas y con precios crecientes en el gas para sus centrales de ciclo combinado, ha tenido que adquirir el 50% de la electricidad que ha distribuido en el primer semestre. Y Endesa, aunque se ha defendido mejor, ha soportado precios internacionales de carbón crecientes y mayores costes en los fletes. El beneficio neto Iberdrola ascendió a 653 millones de euros en el primer semestre, un 12,5% más que en el mismo periodo del año pasado, y el de Endesa a 956 millones, un 22,9% más que en 2003.
El alza del crudo está agudizando estas tendencias y para paliar su incidencia en la cuenta de resultados las eléctricas y Gas Natural han comenzado a elevar los precios que cobran a sus grandes clientes del mercado liberalizado. Clientes que se sienten atrapados ante la imposibilidad legal de retornar de inmediato al abastecimiento mediante tarifa regulada que es menos gravoso.
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