Un sobresaliente alto para entrar por la puerta grande en la Universidad
Tres alumnas que han sacado algunas de las mejores notas en selectividad cuentan su trabajo académico diario y sus aficiones
Pasado este mes de agosto los estudiantes tendrán otra oportunidad para aprobar la selectividad. No hay fórmulas mágicas ni estrategias bien estudiadas para sacar buenas notas. Los que al finalizar el curso sumaron a su impecable expediente académico las mejores calificaciones de la selectividad coinciden en que el trabajo es casi la única clave del éxito. Pero también es cierto que estos estudiantes no tienen un pelo de tontos y que les gusta leer, por ejemplo. Éstas pueden ser otras dos características imprescindibles.
Tres alumnas, entre los estudiantes que han sacado las mejores notas en la selectividad, cuentan en este reportaje que les gusta estudiar, o, al menos, aprender, que no es exactamente lo mismo. Una de ellas sacó un 10 en la selectividad, una vez efectuada la media entre las calificaciones del instituto y las obtenidas en la temida prueba de acceso a la universidad. Un uno seguido de un cero: puede haber estudiantes iguales, pero no mejores, si lo que se tiene en cuenta son los criterios oficiales de calificación.
La selectividad arroja resultados que, aparentemente, no justifican los nervios de los estudiantes cuando se enfrentan a estos exámenes. El porcentaje de alumnos que aprueba cada año es muy alto, entre el 80% y el 90% de los que se presentan. Pero no todos sacan la misma nota, claro. El problema, dicen, no es tanto aprobar, como demuestran los datos, sino conseguir unas calificaciones que, haciendo media con el expediente de bachillerato, permitan matricularse en la carrera elegida. Al hacer la media, la nota del bachillerato tiene un peso del 60% y la de la selectividad, de un 40%. Cada carrera tiene una nota de corte: si son muchos los alumnos que optan por una carrera en concreto, entrarán los que acrediten la nota más alta; los demás tendrán que elegir otra. Ahí radican la competencia y los nervios.
Ninguna de las tres estudiantes entrevistadas en este reportaje tendrá problemas con eso; ellas podrán elegir a placer. Las tres se han examinado por la rama científica y pretenden cursar carreras de ciencias.
Tienen en común el gusto por el trato con la gente, los amigos, las personas en general, lejos de las frías máquinas con las que normalmente se asocian las carreras científicas. Y a pesar de las horas de estudio que dedican a diario, son jóvenes y como tales se comportan: bailes, discotecas, deportes, paseos, playa. Y una cosa más: son solidarias. El voluntariado y la cooperación forman parte de sus vacaciones y su mirada a la actualidad también la proyectan a través de una óptica solidaria: "El mundo está fatal, patas arriba". He aquí, sin embargo, tres mujeres que, andando el tiempo, contribuirán a mejorar esos aspectos de la sociedad que les disgustan.
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