Gràcia cierra sus fiestas con la detención de otros dos jóvenes por la trifulca del jueves
La Guardia Urbana detuvo ayer a dos jóvenes tras identificarlos por su participación en los altercados de la madrugada del jueves en el barrio barcelonés de Gràcia, donde ayer terminaron las fiestas mayores. Los incidentes en los que presuntamente tomaron parte los dos chavales, de 18 y 19 años, se saldaron con ocho agentes antidisturbios heridos y con destrozos de mobiliario urbano.
Las dos detenciones, que se produjeron en la calle del Torrent de l'Olla a las dos de la madrugada, se suman a otras ocho que la policía ha efectuado a lo largo de la semana. Dos quedaron en libertad, dos más han pasado a disposición de la Fiscalía de Menores y el resto está a disposición judicial. Los dos detenidos ayer supuestamente participaron en la jornada que fuentes policiales califican como "la más violenta" de todas, a pesar de que entonces no hubo detenciones.
El barrio de Gràcia encaró la noche del sábado al domingo con más tranquilidad que en los días anteriores. A las 3.30, cuando terminó la programación oficial, en las plazas de Rius i Taulet y del Sol aún permanecían cientos de jóvenes que hacían botellón y bailaban al ritmo de los bongos, aunque había menos gente que otras noches. Las paredes de las calles que rodean estas plazas se convirtieron en un gran inodoro al aire libre por el que circulaban jóvenes y vendedores ambulantes de cerveza y sangría.
La policía no tuvo demasiadas complicaciones para desalojar las plazas. Si en días anteriores había grupos de chavales que recogían botellas para lanzarlas a los agentes, ayer predominaban grupos que no estaban por la labor de armar bronca. La excepción fueron cuatro jóvenes franceses que estaban ebrios y que parecían quererse enfrentar a la Guardia Urbana. Al final, ante la presencia de policías de paisano, desistieron y tiraron vallas y contenedores de basura al suelo.
Los bomberos tuvieron que actuar cuando otros grupos quemaron un contenedor en Torrent de l'Olla y la carpa de la plaza de Rovira i Trias. Además, algunas cabinas telefónicas acabaron con los cristales rotos. El Ayuntamiento de Barcelona anunció durante la manifestación vecinal del sábado que se planteará introducir cambios el año que viene: más presencia policial cuando acabe la fiesta, menos consumo de alcohol y actos culturales de mayor calidad.
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