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Reportaje:

Preparados para destrozar

Jóvenes bebidos, a los que se suman turistas, protagonizan los actos vandálicos en el barrio barcelonés de Gràcia

Lluís Pellicer

Un grupo de jóvenes volvió a enfrentarse durante la madrugada del sábado a agentes de la policía que intentaban desalojar las principales plazas del distrito barcelonés de Gràcia, que celebra su fiesta mayor. Los altercados, de menor magnitud que los sucedidos en los días anteriores, se saldaron con seis detenidos, dos de ellos menores de edad, que insultaron y arrojaron botellas de cristal a los agentes de policía.

Una manifestación vecinal que pedía civismo fue ayer el colofón a unas fiestas empañadas por los actos vandálicos que se han sucedido a lo largo de las últimas cuatro madrugadas. ¿Quién los provocó? No han sido, como apuntaban las primeras apreciaciones policiales, los colectivos okupas, que incluso han condenado públicamente los actos de vandalismo. Han sido jóvenes, pero ninguna etiqueta parece englobar a un grupo que, según responsables de seguridad, está movido por una mezcla del alcohol e incivismo, es muy agresivo y encuentra excitante provocar destrozos y enfrentarse a la policía.

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De los ocho detenidos de esta semana, la mitad son menores de edad y uno de ellos es austriaco. Los que arremetieron el viernes contra los agentes de policía, por ejemplo, eran chavales de no más de 20 años, casi todos ebrios, que se taparon la cara con camisetas y arrojaron botellas y latas de cerveza para provocar a la Guardia Urbana.

"Son grupos más o menos organizados de entre 40 y 50 jóvenes a los que se les van añadiendo otros espontáneos hasta que alcanzan las 200 personas", explicó el concejal y portavoz del Ayuntamiento de Barcelona, Ferran Mascarell. De hecho, uno de los que ayer fueron detenidos por la policía, Enmanuel S. G., ya tenía antecedentes por riñas multitudinarias, según la Guardia Urbana.

La consejera de Interior de la Generalitat, Montserrat Tura, aseguró ayer en Prada de Conflent que son grupos "sin ninguna ideología", muchos de los cuales ingieren cantidades excesivas de alcohol y que se divierten destruyendo el mobiliario, informa Jesús García. En este juego que sufren los vecinos de Gràcia participan también turistas que, según Tura, llegan a Barcelona motivados por una amplia oferta nocturna basada en "el consumo compulsivo de alcohol".

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El presidente de la Federación Fiesta Mayor de Gràcia, Albert Torres, coincide en que algunos turistas se añaden a los altercados. "Han llegado muchos extranjeros que no saben beber ni comportarse, y que acude a nuestra fiesta mayor a destrozar", se lamentó.

El Ayuntamiento y las asociaciones de vecinos pactaron que los actos en la calle acabarían a las 2.30 de la madrugada para facilitar el descanso vecinal. Pero a las 4.00, las plazas del barrio son aún un hervidero de gente y en algunos espacios la fiesta llega a prolongarse hasta el amanecer. La música de orquesta da paso a los bongos, las paradas de bebidas se cierran, pero aparecen cientos de lateros que venden cerveza a un euro. Un centenar y medio de agentes se despliega entonces por las calles.

"El problema no es sólo el alcohol. Vale que hay chavales que llevan desde las seis en el barrio haciendo botellón, pero yo me he emborrachado muchas veces y nunca he arrancado a romper escaparates o a tirar motocicletas", dice un joven, aún de fiesta a las 4.15. Cuando la policía intenta desalojar las plazas para que entren las brigadas de limpieza, estos grupos empiezan a agredir a los agentes. Montan barricadas con motocicletas, inodoros móviles y contenedores que acaban quemando, y arrojan a los agentes botellas de cristal, latas y escombros.

Además de enfrentarse a la policía, protagonizan actos vandálicos contra escaparates, vehículos y mobiliario urbano. Sin embargo, esta vez lo que más ha molestado a los vecinos es que se hayan atrevido a destrozar la decoración de algunas calles, auténticas obras de arte que cientos de voluntarios tardan meses en elaborar. Las autoridades han optado por reforzar la presencia policial. La medida no agrada a los vecinos, pero la aceptan como mal menor.

Más de mil vecinos se manifiestan ayer en Gràcia contra la violencia de esta semana.
Más de mil vecinos se manifiestan ayer en Gràcia contra la violencia de esta semana.CARMEN SECANELLA

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Sobre la firma

Lluís Pellicer
Es jefe de sección de Nacional de EL PAÍS. Antes fue jefe de Economía, corresponsal en Bruselas y redactor en Barcelona. Ha cubierto la crisis inmobiliaria de 2008, las reuniones del BCE y las cumbres del FMI. Licenciado en Periodismo por la Universitat Autònoma de Barcelona, ha cursado el programa de desarrollo directivo de IESE.

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