Los restos de los 17 militares españoles muertos en Afganistán ya están en casa
Los 17 militares muertos el pasado martes al sur de Herat (Afganistán) ya están en casa. El Hércules con los féretros aterrizó a las 20.02 de ayer en la base aérea de Getafe (Madrid). Veinte minutos después descendió del avión el ministro de Defensa, José Bono, con cazadora del Ejército del Aire, y el jefe del Estado Mayor del Ejército de Tierra, José Antonio García González, en uniforme de campaña, quienes viajaron a Afganistán el mismo día en que se estrelló el helicóptero Cougar.
El ministro cruzó la pista para saludar al Rey y al Príncipe de Asturias, ambos con uniforme del Ejército de Tierra. "Se ha cumplido la orden que me dio Su Majestad", le dijo a don Juan Carlos. Luego, se situó a la derecha del presidente del Gobierno, con quien departió en varias ocasiones a lo largo del acto.
"Se ha cumplido la orden que me dio Su Majestad", le dijo Bono al Rey tras bajar del avión que traía los féretros
Casi 140 familiares soportaron en silencio el lento desfilar de los ataúdes por la pista de la base de Getafe
El funeral de Estado se celebrará, si no hay cambios, mañana en la sede del Cuartel General del Ejército de Tierra
Cuando se apagaron los motores del avión se hizo un impresionante silencio, sólo roto por los acordes de la marcha fúnebre que acompañó el lento discurrir de los 17 féretros por delante de las autoridades y allegados.
Cada ataúd, cubierto con la bandera de España, iba en hombros de seis compañeros. Uno en cabeza y otros dos cerrando la marcha. Tardaron más de media hora en recorrer los apenas 200 metros que separaban la rampa trasera del avión de los catafalcos de terciopelo rojo colocados delante de los coches fúnebres.
Casi 140 familiares (ocho por cada una de las víctimas) soportaron sin una voz destemplada la emoción del momento. Sólo un joven preguntó, "¿Por qué no suena el himno de España?". Una mujer mayor, muy afectada, tuvo que ser atendida por los médicos y de cada familia estuvo pendiente un psicólogo militar.
El Rey, que llegó a la base de Getafe con media hora de antelación, se acercó a los familiares para consolarlos. Antes de retirarse, se plantó frente a ellos y les saludó militarmente.
La mayoría llegó ayer por la tarde a Madrid en aviones del Ministerio de Defensa que partieron desde los aeropuertos de Vigo y San Pablo (Sevilla).
Ausencia de Rajoy
Al acto acudieron también el ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos; la ministra de Sanidad, Elena Salgado; la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, y el coordinador general de Izquierda Unida, Gaspar Llamazares. El PP mostró su malestar y excusó la ausencia de su presidente, Mariano Rajoy, alegando que sólo habían sido invitados los miembros de la Comisión de Defensa. De hecho sólo acudió por el PP uno de ellos, Arsenio Fernández de Mesa.
Antes del acto, José Luis Rodríguez Zapatero y el jefe del Estado Mayor de la Defensa, el general Félix Sanz Roldán, fueron recibidos por el Rey en el Palacio de la Zarzuela. Ambos recorrieron las bases de la Brigada Ligera Aerotransportable (Brilat) en Figueirido (Pontevedra) y de las Fuerzas Aeromóviles del Ejército de Tierra (Famet) en El Copero (Sevilla) y Colmenar Viejo (Madrid), de donde procedían los fallecidos.
En la audiencia con el Rey se abordó el funeral de Estado que, si no se produce ningún cambio, está previsto celebrar mañana en el Palacio de Buenavista, sede del Cuartel General del Ejército. El funeral coincidirá, así, con el final de los dos días de luto nacional decretados para hoy y mañana.
El avión con los 17 ataúdes despegó desde el aeropuerto de Herat, base principal de las tropas españolas en Afganistán, a las siete de la mañana (dos horas y media menos en la Península) y realizó una escala técnica en Estambul (Turquía). El Hércules es un avión de transporte, por lo que resulta mucho más lento, e incómodo, que el Airbus 330 en el que, a las 18.00 de ayer, llegaron a la base de Torrejón de Ardoz (Madrid) los 13 miembros del Grupo de Identificación de Grandes Catástrofes de la Guardia Civil, que efectuaron la identificación de los cadáveres, la viuda del sargento Alfredo Francisco Joga, la también sargento Susana Pérez Torres y la tripulación del Cougar que tuvo que realizar un aterrizaje de emergencia, a excepción de un herido leve que por prescripción médica se ha quedado ingresado en el hospital de campaña de Herat. Los llegados en este avión se trasladaron en autobuses a Getafe para recibir los féretros con los restos de sus compañeros.
Los ataúdes fueron despedidos a primera hora de la mañana en la base de Camp Arena (Herat) con una misa fúnebre oficiada por el capellán militar y con honores militares.
Antes de iniciar el viaje de regreso a España, de casi 16 horas de duración, Bono declaró a Efe que "los restos mortales de todos los militares han sido completamente identificados y de manera indubitada". Para ello, agregó, no había sido necesario "recurrir a la prueba de ADN".
Los expertos de la Guardia Civil se basaron en las huellas dactilares y placas odontológicas para realizar las identificaciones.
Pese a ello, a su llegada a Madrid, los restos fueron conducidos al Hospital General Militar Gómez Ulla, donde está previsto que hoy se les practique la autopsia y otras pruebas complementarias. El protocolo de recuperación, identificación, traslado e inhumación de restos mortales de los miembros de las Fuerzas Armadas, Guardia Civil y Cuerpo Nacional de Policía fallecidos en operaciones fuera de territorio nacional, que se aprobó el pasado 30 de diciembre, a raíz del escándalo provocado por las erráticas identificaciones de las víctimas del Yakovlev 42, señala que, una vez concluido el proceso de identificación, los familiares de las víctimas dispondrán de un plazo de dos días para comprobar su identidad, si así lo desean.
"En caso de manifestar su desacuerdo [con la identificación] se llevará a cabo un nuevo proceso", agrega el decreto. Ésa es la razón de que, todavía ayer, se mantuviera cierta incertidumbre sobre el funeral de Estado, cuándo se celebrará y si se hará o no con todos los féretros, a pesar de que ninguna familia había pedido una identificación suplementaria, según Defensa.
"No hemos querido que el proceso de identificación se vea condicionado por el funeral", aseguró un cercano colaborador de Bono, consciente de que fue precisamente la premura con que se hizo lo que llevó a las erróneas identificaciones del caso Yak-42.
Está previsto que Bono comparezca el miércoles por la mañana ante la Comisión de Defensa del Congreso para informar sobre el siniestro.
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